El sistema pionero de compostaje de Valdizarbe e Iruñerria se expande a las demás mancomunidades navarras
El éxito obtenido por el sistema de compostaje puesto en marcha por las mancomunidades de Valdizarbe e Iruñerria ha hecho que esta práctica se extienda a otras zonas de Nafarroa. De esta forma se evita que toneladas de materia orgánica acaben en el contenedor.
Iñaki VIGOR
Los primeros pasos de la Mancomunidad de Valdizarbe-Izarbeibarko Mankomunitatea para transformar los residuos orgánicos en compostaje se remontan al año 2006, cuando se puso en marcha una experiencia pionera en los centros escolares de la comarca. Los hijos de 178 familias se comprometieron a llevar a los centros todos los residuos orgánicos que generaban en sus casas, y luego los reciclaban en los compostadores aportados por la Mancomunidad. «Fue un proceso muy bonito y muy educativo, en el que también se implicaron mucho los padres, madres, directores y profesores de los centros de enseñanza», recuerda Oskar Rubio, técnico de Medio Ambiente de la Mancomunidad de Valdizarbe y responsable del área de residuos.
Este técnico impartió charlas a los escolares para orientarles sobre cómo tenían que elaborar el compostaje, y también se encargó de hacer el posterior seguimiento. Una de las labores consistió en pesar la cantidad de materia que echaban al compostador, encontrándose con el dato de que esas 178 familias habían aportado cuatro toneladas. Con la base adquirida en el ámbito escolar, en el año 2007 la Mancomunidad de Valdizarbe inició la primera campaña de compostaje doméstico en los doce pueblos que abarca: Artaxona, Artazu, Berbintzana, Zirauki, Etxarren de Girgillano, Girgillano, Larraga, Mañeru, Mendigorria, Miranda, Obanos y Gares. Esta campaña, recientemente finalizada, ha contado con la participación de 105 familias y fue apoyada por el Ministerio de Medio Ambiente y la Fundación Caja Navarra dentro de los programas «Tú eliges, tú decides». La Mancomunidad regaló a 39 de ellas unas balanzas digitales para que pesaran la materia orgánica que introducían en los compostadores, obteniéndose un resultado de 419 gramos por persona y día.
Esta iniciativa del pesaje viene preocupando de manera especial en todos los encuentros que a nivel estatal se vienen haciendo con el tema del compostaje. Por ello, en Valdizarbe se tomó la iniciativa de pesarlos y hacer una estimación, contando con el apoyo de esas 39 familias.
Bajo el lema «En Valdizarbe la basura no tiene desperdicio», el pasado mes de julio se presentó la segunda campaña de compostaje, en la que ya están tomando parte 58 familias de la misma zona. La Mancomunidad de Valdizarbe aporta a cada una de ellas, de forma gratuita, el compostador, un manual de instrucciones, un aireador, un cubo para que separen los restos orgánicos y una trituradora para ramas. Por su parte, la Mancomunidad de Iruñerria aporta a la Mancomunidad de Valdizarbe un saco de 20 kilos de compost procedente de la planta de Arazuri, que es entregado a los participantes para que sea utilizado a modo de base en el compostador. Cabe recordar que Iruñerria se interesó por el compostaje ese mismo año 2006, pero primero empezó con el domiciliario y luego continuó con el escolar.
En lo que se refiere a la Mancomunidad de Valdizarbe, ya son 163 las familias implicadas en la realización de compost, lo que supone entre 400 y 500 personas. Teniendo en cuenta que toda la Mancomunidad abarca a unos 11.500 habitantes, se trata de un porcentaje no despreciable. Si multiplicamos esas 500 personas por 419 gramos diarios de materia orgánica que genera cada una, el resultado es que cada día se reciclan en torno a 200 kilos de basura.
El compost obtenido mediante este sistema es reutilizado posteriormente por los propios vecinos en su huerta, en el jardín, macetas, etc., ya que, según constata Oskar Rubio, se trata de «un enriquecedor natural de primer orden».
Uno de los condicionantes que puso la Mancomunidad de Valdizarbe fue que las personas dispuestas a realizar esta práctica debían disponer de al menos 50 metros cuadrados de jardín o de huerta. «Esto es fundamental, porque el compostador va colocado encima de la tierra, ya que quienes realizan el trabajo de compostar son las lombrices y bacterias que se alimentan de la propia materia orgánica. Cuando empiezas a ver lombrices, es muy buena señal. Eso quiere decir -explica este técnico- que el compost ya se está comenzando a hacer».
En términos absolutos, la cantidad de materia orgánica reaprovechada para obtener compost puede parecer escasa, pero el responsable del área de residuos de la Mancomunidad destaca que hay otros aspectos positivos. «Somos conscientes de que ésta no es una solución definitiva, pero es una experiencia que también ayuda. Un aspecto muy importante -remarca- es que sirve para hacernos militantes activos de la cuestión del tratamiento de los residuos y para adquirir una conciencia más ecológica. Sin duda, la persona que separa los residuos orgánicos también estará pensando que tiene que separar los demás tipos de residuos».
El éxito obtenido por las experiencias que impulsaron la Mancomunidad de Valdizarbe y la de Iruñerria ha hecho que esta práctica se vaya extendiendo también a otras comarcas de Nafarroa, como Mairaga, Bortziriak, Valle de Aranguren, etc. «Está siendo un auténtico boom en Nafarroa. No se puede decir que esto es una alternativa al tratamiento masivo de residuos orgánicos, pero está claro que todo lo que se reduce en origen, es decir, en nuestras casas, no va a parar al contenedor. Además, con este sistema se está evitando que se tenga que trasladar la basura de unos lugares a otros. Lo que es evidente -agrega- es que si esta práctica se extiende al mayor número de domicilios, sería algo muy importante, porque de esta forma evitaríamos arrojar al contenedor toneladas y toneladas de materia orgánica».
No es casualidad que el pasado mes de junio se constituyese en Iruñea la Red estatal de entidades locales por el compostaje doméstico y comunitario, de la que forman parte todas las mancomunidades navarras que apuestan por esta forma de reciclaje.
También en otros estados europeos está adquiriendo progresiva importancia el aprovechamiento de la basura orgánica para compostaje. De hecho, ciudades como Londres o Berlín ya han puesto en marcha experiencias similares, pero más masivas, que las realizadas en Nafarroa, e incluso han impulsado el sistema de vermicompostaje, que consiste en introducir miles de lombrices para devorar la materia orgánica y transformarla en compost. También se está realizando alguna experiencia en Altsasu, pero está en periodo de iniciación.
Los «hogares-Kioto», una novedad
Otra novedad interesante, que se pondrá en marcha a partir del próximo mes de setiembre gracias a la iniciativa del Centro de Recursos Ambientales de Navarra (CRANA) en colaboración con las mancomunidades de Valdizarbe y Sakana, son los denominados «hogares-kioto». Según adelanta Oskar Rubio, el objetivo es trabajar también el tema de la energía e intentar dar una respuesta ciudadana desde los propios hogares frente al cambio climático. «Se trata -explica este especialista- de cerrar el círculo de una vivienda en la que se separan los residuos, se recicla y se recupera la materia orgánica vía compostaje, y donde al mismo tiempo se realizan diversos talleres para controlar el gasto de energía, el consumo de agua, etcétera, en cada domicilio particular».
Aunque admite que «los ciudadanos no somos los máximos responsables de la situación a la que hemos llegado», subraya que «tampoco podemos eludir nuestra propia responsabilidad y tenemos que tomar conciencia de que algo podemos hacer para mejorar la realidad».
«Las próximas generaciones van a pagar las consecuencias del nulo respeto a la naturaleza que nuestras sociedades han llevado a un nivel insostenible. Hablar hoy de desarrollo sostenible sin poner en tela de juicio nuestros modelos económicos, patrones de consumo, generación de residuos, etcétera, es no ir a la raíz del problema», advierte.
Otra de las iniciativas puestas en marcha en Valdizarbe ha consistido en la recogida de aceite doméstico usado. Como primer paso, hicieron una experiencia piloto consistente en colocar unos contenedores estancos dedicados exclusivamente a este fin. La Mancomunidad ya disponía de un punto limpio móvil que recoge el aceite de cocina y los residuos especiales. En concreto, durante el pasado año se recogieron en la zona 4.559 litros. Para facilitar esa labor, ahora se han colocado en las calles de Gares, Mendigorria y Artaxoa contenedores específicos.
Los vecinos introducen el aceite en botellas de plástico bien cerradas, antes de depositarlas en estos contenedores. Mediante este sistema, la Mancomunidad de Valdizarbe espera multiplicar entre tres y cinco veces la cantidad de aceite que se venía recogiendo hasta ahora en el punto limpio móvil, y obtener de esta forma cerca de 18.000 litros de aceite usado cada año. De momento, se está haciendo como experiencia piloto en esas tres localidades, y más adelante se trasladará al resto de los pueblos mancomunados.
Junto a ello, se ha puesto en marcha una campaña denominada «Separando, todo es más sencillo», tanto en castellano como en euskara. Esta campaña prevé el reparto de embudos para la recogida del aceite y bolsas de tela en las que aparecen las mascotas creadas para la ocasión, que identifican los distintos tipos de residuos: «Vidrola», «Reciclón», «Papelote» y «Zaborrilla». El reparto de estas bolsas de tela tiene como objetivo empezar a concienciar a la población de la importancia de evitar las bolsas de plástico, que no podrán utilizarse desde el año 2010. También se ha repartido una guía a todos los domicilios con consejos para una correcta separación de los residuos en el hogar.
La Mancomunidad de Valdizarbe se viene destacando desde hace años en la importancia que le da a la educación y sensibilización ambiental con campañas de impacto. «De esta forma -según Rubio- los niños se convierten en agentes educativos hacia los mayores. Ellos son los que dicen a los padres o a los abuelos que hay que reciclar en casa. Se encargan de introducir a la población adulta en unas prácticas que de otra manera sería más costoso debido a las inercias que todos tenemos en nuestros comportamientos y en la lógica resistencia al cambio. Es una manera de llegar a los mayores, que son más difíciles de concienciar».
A pesar de que los doce pueblos que la integran no alcanzan en conjunto los 12.000 habitantes, la Mancomunidad de Valdizarbe recoge anualmente cerca de 6.000 toneladas de residuos. Desde febrero, los residuos orgánicos van a la planta de biometanización de El Culebrete, en Tutera, dando carpetazo así a casi 20 años de vertedero controlado en el término de Nekeas (Gares). Esta elevada cifra en la generación de los residuos revela la importancia de las cuatro «R»: reducir, reutilizar, reciclar y rechazar la adquisición de productos con un exceso de envases o envoltorios y elaborados con materias primas como árboles, petróleo o metales.
«El compost es la descomposición de la materia orgánica. Se trata de un proceso natural que nuestros antepasados han venido haciendo toda la vida. Puede decirse que es repetir el ciclo natural de descomponer la materia orgánica para convertirla en compost. Este proceso se puede ver bien en los bosques. El humus se genera precisamente de la descomposición de las ramas, hojas, animales muertos, etcétera, y de ahí surge una tierra muy rica en nutrientes», expone de forma didáctica el técnico de Medio Ambiente de Izarbeibarko Mankomunitatea.
Lo que hace el ser humano para obtener compost es copiar ese ciclo natural de descomposición de la materia orgánica, pero de una forma «un poco controlada y artificial en una especie de cajón que se llama compostador».
Siguiendo las instrucciones y explicaciones de los expertos, en este cajón las personas voluntarias combinan las tres acciones consideradas fundamentales para la obtención de un buen compostaje: la aireación, la humedad y la temperatura.