La mejor película de animación de todos los tiempos
«Wall-E»
Nunca antes una película de animación había recibido críticas tan elogiosamente unánimes como «Wall-E», la última maravilla de Pixar. El estudio de John Lasseter se ha atrevido con la ciencia-ficción en su noveno largometraje, postulándose como la primera creación animada en optar al Óscar de Mejor Película gracias a un guión que supera al cine de acción real.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
Pixar va a llegar tan lejos con sus revolucionarios largometrajes de animación que acabará desplazando a las películas con personajes reales. Hoy por hoy, el estudio adquirido por Disney constituye la vanguardia de Hollywood, creando y experimentando como no lo hace nadie. No se conforman con estar a años luz del resto de compañías de animación, sino que quieren competir directamente con el cine de acción real. «Wall-E» puede ser la primera producción animada que compite por el Óscar absoluto a la Mejor Película, fuera de su categoría, y que tiemblen sus contrincantes con personajes de carne y hueso. John Lasseter y los suyos son los únicos capaces de innovar, sin dejar de meterse al público en el bolsillo, que es lo más difícil en este negocio cimentado sobre una base artística. Pixar ha salvado a Disney de la ruina, a la vez que ha ido aumentando las cotas de calidad exigidas, batiendo récords tanto en la taquilla como en los paneles de la crítica. Algunos críticos afirman que «Wall-E» es la mejor película de animación de todos los tiempos. Otros han señalado que su guión es el mejor de la temporada, muy por encima de los de las producciones para adultos en imagen real. Incluso se ha dicho que es el primer documental animado, o también se la considera ya una obra maestra de la ciencia-ficción que no tiene nada que envidiar a los grandes títulos, así como el alegato ecologista más convincente que se haya conocido, superando a «Una verdad incómoda».
El proyecto de «Wall-E» nació en la misma época en que surgieron las ideas para «Bichos» y «Buscando a Nemo», pero su excesiva conplicación exigió esperar un tiempo prudencial hasta que las técnicas infográficas estuviesen más desarrolladas. La meditada y gradual evolución de Pixar es la que ha hecho, precisamente, que sus nueve largometrajes, sin excepción, hayan sido números uno en la taquilla. El público agradece verse sorprendido con cada nuevo título del estudio, apreciando una mejoría constante, como si el techo en este campo esté todavía por alcanzar. Las primeras imágenes de la película, donde se muestra la Tierra totalmente cubierta por la basura y los residuos contaminantes, son de un impacto estremecedor, porque nunca antes habían sido vistas y anuncian lo que está por venir, a no ser que las potencias cambien de rumbo ante tan ilustrativas advertencias. Han sido generadas recreando el sistema de proyección panorámico en 70 mm., que era el empleado para las odiseas espaciales, con Kubrick y su «2001» en mente.
Pixar marca la diferencia gracias a que humaniza la tecnología y, pese a los avanzados medios con que cuenta, busca las sensaciones del cine en estado puro. Para conseguir las expresiones del robot de limpieza que protagoniza «Wall-E» han acudido a la gestualidad muda del pionero Buster Keaton. Hay que tener en cuenta que la primera hora de tan arriesgado experimento es visual, sin apenas diálogo alguno. Todo sirve para transmitir al espectador el concepto alarmante de que el último rastro de humanidad ha sido recogido por una máquina, una vez que la especie ha degenerado y destruido su hábitat. De hecho, los humanos viven en estaciones espaciales de modo sedentario, lo que les ha hecho adquirir un generalizado sobrepeso. En los robots está la última esperanza, considerando que reproducen sentimientos ya perdidos para quienes los construyeron. Los guionistas de «Wall-E» han imaginado la que sería la historia de amor del futuro, entre un recogedor de basura que alguien se olvidó desprogramar y un sofisticado robot de reconocimiento a la búsqueda de signos de vida, en un encuentro amoroso del que tal vez renazca la posibilidad de una repoblación.
Pese a la importancia que tiene el lenguaje de las imágenes en «Wall-E» no se ha descuidado, ni mucho menos, el sonido. El genio de la especialidad Ben Burtt, creador de las voces de E.T. o R2D2, vuelve a dar en la diana al conseguir que una voz electrónica logre emocionar. Esto ha creado una polémica por parte de los puristas que defienden la versión original, muchos de los cuales se verán obligados a esperar a la edición en DVD. Piensan que el trabajo de Burtt pierde en la versión doblada, que ha sido además denunciada por algunos cambios nada satisfactorios. Entre ellos está la traición al personaje del piloto de la estación espacial Axiom, que en la versión anglosajona tiene la voz femenina de la actriz Sigourney Weaver, mientras que en la doblada al castellano adquiere un timbre masculino, en una decisión calificada de machista.
Ahora bien, el sentido definitivo de espectáculo cinematográfico total con imagen y sonido incorporados está tomado del musical «Hello Dolly!», encontrado entre otros restos y desperdicios por Wall-E. Es una vieja cinta de vídeo VHS que repasa una y otra vez, aprendiendo cada paso de baile, cada canción, junto con las antiguas expresiones del romanticismo. Otra de las obligadas referencias cinéfilas es la más reciente «Náufrago», tanto en cuanto nuestro robot se encuentra absolutamente solo, con lo que el planeta se convierte en una gigantesca isla en medio del universo.
Como quiera que no queda ninguna otra máquina conectada le es imposible comunicarse, así que trata de hacerlo con un simple insecto que llama su atención. La cucaracha surgida de los montones de porquería es para el abandonado Wall-E como la pelota con la que conversaba Tom Hanks en la película de Robert Zemeckis. Hay muchos más guiños, pero lo divertido es irlos descubriendo por uno mismo.
Dirección y guió:
Andrew Stanton.
Único intérprete: Fred Willard.
Efectos visuales: Andrew Stant.
Diseño artístico: Dennis Muren.
País: EE.UU, 2008.
Duración: 98 minutos.
Género: Animación.
Delante de la proyección de una nueva producción de Pixar no puede faltar nunca el correspondiente corto, y el que precede a «Wall-E» lleva por título «Presto». Es una abracadabrante pieza en la que bastan un mago y un conejo para sacarse de la chistera un increíble número de ilusionismo, marca de la casa.
Quien desee visionar todos los cortos anteriores de las películas del estudio tiene a su disposición una recopilación en DVD, que, bajo la denominación de «Los mejores cortos de Pixar», reúne un total de doce. Está incluso el primero que hizo John Lasseter, animador y el director creativo de los estudios, para Lucas, previo al famoso «Luxo Jr.», realizado en el año 1986, y donde cobra vida el flexo que sirve de logotipo a la compañía.
Contiene igualmente los oscarizados «Tin Toy» y «Geri's Game», fundamentales en el avance de la captación de los movimientos corporales, respectivamente a partir de un bebé y de un anciano. La selección se cierra con el cortometraje de «Abducido», que completaba sesión con la animación «Ratatouille», y servía de contacto con la ciencia-ficción en clave de humor.
M.I.
El escritor y director Andrew Stanton también dirigió el film animado «Buscando a Nemo». El estadounidense, ganador del premio de la Academia, ha trabajado con los inventivos narradores y genios de la técnica de Pixar Animation.
Junto a Wall-E, en este fantástico viaje a través de un universo de visiones jamás imaginadas del futuro, hay un elenco de personajes, entre ellos, una cucaracha mascota y un heróico equipo de robots que no funcionan bien.