Crónica | De fiesta por Gasteiz
El otro rosario de la Aurora, o qué hacer lejos de la iglesia
Si nos atenemos a la imagen que, año tras año, desde algunos medios e instancias institucionales se traslada de las fiestas de Gasteiz, bien puede parecer que tras la bajada de Celedón en esta ciudad apenas queda espacio para madrugadoras procesiones, ofrendas florales y actos protocolarios.
Iker BIZKARGUENAGA
Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Desde el 4 de agosto hasta que, casi seis días después, Celedón regresa a la torre de la iglesia de San Miguel, gasteiztarras y visitantes tienen numerosas ofertas de ocio y divertimento al alcance de su mano sin necesidad de comprar ramos ni torear sotanas.
Lo cierto es que gran parte del ambiente que se vive en las calles de la capital alavesa, sobre todo cerca de la Almendra de Alde Zaharra, y el eje Virgen Blanca-Plaza Nueva-Fueros, lo sostienen sobre sus hombros las decenas de artistas callejeros que todos los veranos encuentran acomodo en las poblaciones vascas coinciendo con las fiestas. Desde magos que emulan al escapista húngaro Harry Houdini, hasta payasos y clowns que no tardan dos segundos en hacer brotar una sonrisa del rostro más serio, pasando por las innumerables bandas y solistas que, si bien suelen tener un repertorio bastante limitado, hacen que la música sobrevuele siempre las calles y, para quienes no tienen más remedio que trabajar en fiestas, la tarea no se haga tan pesada.
No aparecen en el programa pero, sin ellos, las fiestas no serían ni la sombra de lo que son.
Entre las citas de hora fija, una de las más madrugadoras es la de las vaquillas, que a partir de las 10.00 acoge a miles de personas -3.500 ayer- y que, para los más animados y animadas, ofrece la oportunidad de probar la rapidez de piernas o la dureza de piel.
Partiendo de la Virgen Blanca en dirección a la calle General Alava, el mercado gastronómico y de artesanía es también unos de los puntos de encuentro habituales, aunque es otro mercado, el árabe, situado este año en la plaza Francisco Juan Ayala, el que despierta cada vez más interés. Pasearse por este txoko, por la mañana o por la tarde, es un placer para todos los sentidos.
Entre tiendas y jaimas, el olor de los exquisitos alimentos procedentes de estas tierras que el Mediterraneo baña de punta a punta se mezcla con el sonido de las danzas y los coloridos ropajes y piezas artesanas que se muestran al visitante.
Unos cuantos metros al este, en la plaza del Matxete, a mediodía hay siempre sesión de trikitixa y, justo antes de la hora de la comida, bertsolaris. Muchas personas son fieles a esta cita diaria que hoy tendrá como protagonistas a Maialen Lujanbio, Jon Maia, Oihane Perea e Izar Mendiguren. Cuatro bertsolaris de categoria.
Las comparsas de gigantes y cabezudos no descansan, y quienes quieran hacer un poco de esfuerzo, pueden hacerlo sosteniendo un marianito mientras observan la pechada que se pegan en la plaza de los Fueros quienes practican herri kirolak.
Por la tarde, una opción es acompañar a blusas y neskas al paseillo hasta la plaza de toros, aunque tampoco es mal momento para pasarse por La Kutxi y sentarse en alguna terraza.
Txosnas y Gaztetxe
A diez minutos de allí, tirando en línea recta hacia el sur, se halla el recinto de las txosnas, en el campus universitario. Espacio festivo por excelencia y que año tras año mejora su oferta. El horario de apertura es a las ocho de la tarde y, como siempre, bebidas y comidas -además de bocadillos y talos, se dan cenas en la carpa grande- se ofrecen a precios populares.
Una de las novedades de este año son los vasos de plástico duro, que se ofrecen a un euro -se puede recuperar devolviendo el envase- y que han sido todo un éxito, eliminando gran parte de los residuos plásticos.
Por la noche, tanto en las txosnas como en el gaztetxe y en otros espacios, hay conciertos para todos los gustos. En las txosnas, hoy es el turno de Arenna, ganador del concurso que organiza la Comisión de Txonas, y de Sorkun & vicepresidentes, mientras que en la casa de la colina tocan grupos hip-hoperos de Gasteiz.
A partir de aquí, la noche es muuuy larga, y el rosario de parranderos que por la mañana desfila hacia casa deja pequeño al de la tal Aurora.