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25º aniversario de la desaparición de Jean-Louis Larre

París cumple 25 años sin aclarar dónde está Popo Larre

Un cuarto de siglo sin conocer el paradero de Popo Larre; desde que se le viera por última vez tras un enfrentamiento con la Policía. Veinticinco años en los que la pregunta «Non da Popo?» se ha topado con el hermético silencio de París.

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Gari MUJIKA

Hoy tendría 46 años de edad. Sin embargo, han transcurrido 25 desde la última vez que fue visto con vida Jean-Louis Larre: el joven de Heleta se adentraba, huyendo, hacia un bosque cercano al camping de León, en las Landas, donde minutos antes se vivió un enfrentamiento armado entre agentes de la Gendarmería y el comando de Iparretarrak (IK) al que pertenecía Larre. Un policía francés resultó muerto, y otro herido leve en un dedo. A Popo nadie más volvió a verlo desde entonces.

El 7 de agosto de 1983, ya de noche, en las inmediaciones del camping Lou Puntao de Leon (Landas) un tiroteo entre policías franceses y militantes de IK dio paso, inmediatamente después, a un operativo policial de grandes dimensiones que cercó en varios kilómetros el bosque por el que se le vio por última vez huyendo a Larre. Pero, con ello, se abrió uno de los episodios más oscuros que encaran a Euskal Herria con París. La reconstrucción de los hechos y los datos que se conocieron muchos años después, evidenciaron que poco antes del enfrentamiento armado la Policía francesa arrestó a un militante de Iparretarrak al que, supuestamente, aprehendieron una nota en la que aparecía la dirección del camping de la localidad landesa. Además, una llamada anónima a la Gendarmería llevó a dos policías a interceptar a los militantes vascos. Tras la refriega, tres de los militantes de IK consiguieron zafarse de la persecución policial, mientras que Popo se adentró en el bosque.

El cerco policial, al que llamaron «Plan Epervier», contó con la participación de helicópteros, equipos de rastreo de tierra, perros adiestrados y policías especiales que se desplegaron por las inmediaciones del camping y el bosque por el que huyó Larre.

Diecisiete años después de la desaparición del joven de Heleta, y sin que para entonces se hubiera llevado a cabo ninguna investigación oficial para esclarecer el paradero del único militante que reconocieron varios testigos -el gerente del camping confirmó que fue él quien alquiló una parcela en el recinto-, la Corte Especial de París inició el rocambolesco juicio que finalmente condenó a Filipe Bidart a 20 años de prisión, a 15 a Gabi Mouesca y a 5 a Totte Etxebeste. El único vasco que desde el inicio se encontraba imputado en el sumario, Popo Larre, fue retirado del mismo por decisión del propio tribunal. Con el arranque del juicio volvieron a aflorar nuevos datos que mostraron el nulo interés de los franceses por esclarecer una desaparición que a todas luces les salpicaba.

La insistencia de la familia del policía fallecido por esclarecer los hechos de agosto de 1983 fue lo que finalmente forzó que se celebrara el juicio. El sumario del «caso León» pasó durante 17 años por las manos de cinco magistrados, sin que ninguno quisiera hacerle frente. Además, en vísperas de su inicio, la primera de las sorpresas llegó cuando de los elementos probatorios, que en un principio sumaban 167, se redujeron de forma drástica a 37. Datos eliminados que ahora nunca serán conocidos públicamente.

Además de las contradicciones policiales que dejaron entrever los distintos agentes militares y policiales que testificaron, nuevos elementos salieron a la luz en el mismo tribunal que hizo todo lo posible para que no se celebrase un juicio en el que la principal incógnita recaía en el paradero de Larre.

«Nada, aquél no era nuestro hijo»

Varios días después de los sucesos de León, el 22 de agosto de 1983, desaparecía el joven Pascal Dumont, de poco más de 15 años, que se encontraba pasando unos días con varios amigos en Lacanau, a varias decenas de kilómetros del camping de las Landas. Cinco días después, en una playa cercana a Leon, apareció un cadáver que la Policía identificó como el cuerpo sin vida de Dumont.

Su familia negó desde el principio que fuera el de su hijo. Un paseante encontró el cadáver a las nueve menos cuarto de la mañana, y tres cuartos de hora después la Policía contactó con los Dumont para informárles de que la búsqueda de su hijo no había dado resultados. Sin embargo, en el juicio, Yvonne Dumont testificó que «a las nueve de la mañana un médico forense había certificado la muerte de Pascal Dumont».

El padre del joven francés, Germain Dumont, testificó que la Policía le presionó para que identificase como el de su hijo un cadáver que, según él, no era tal. «Ni la edad aparente, ni el aspecto físico, ni los rasgos, ni el bañador que llevaba... Nada, aquel no era nuestro hijo», testimoniaron los Dumont. El desacuerdo de los Dumont con la identificación se evidencia también en el epitafio de la tumba atribuida a Pascal Dumont; la familia colocó una placa que reza: «Aquí descansa un desconocido que nos fue impuesto el 27-VIII-83 por la Gendarmería, la Policía, la Justicia y los cuerpos médicos».

En el proceso judicial del «caso León», que se llevó a cabo en marzo de 2000 en París, fueron incesantes las peticiones para exhumar el cadáver que yacía en la tumba de los Dumont, pero una y otra vez fue rechazada, sin miramientos, por el tribunal parisino. Finalmente, hace cinco años, cuando se cumplían 20 de la desaparición de Larre, un magistrado de Bordele dio luz verde a la exhumación del cadáver para cotejar el ADN. Sin embargo, el nicho fue profanado seis meses antes y en diciembre solo encontraron despojos humanos y una tibia.

«¿Se encuentra aquí Jean-Louis Larre?»

Otro elemento destacable, al que los gendarmes no dieron respuesta en el juicio, fue el hecho de que en los carteles que la Policía publicó al día siguiente del tiroteo de León no aparecía la fotografía de Popo Larre; el único militante identificado por los policías.

Además, la Gendarmería no comenzó a recoger testimonios hasta el 9 de agosto. Hasta esa fecha sólo obtuvieron la descripción que les facilitó el gerente del camping y el gendarme que resultó herido de levedad.

Esos datos, entre otros muchos, posibilitaron que los militares y los gendarmes que testificaron en el proceso judicial fueran sorprendidos en contradicción. Pero eso no fue obstáculo alguno para que el tribunal parisino continuase haciendo caso omiso a las demandas planteadas por la defensa. Menos aún, después de ver el desprecio con el que se dirigía hacia los tres vascos que se sentaban en el banquillo de los encausados.

En marzo de 2000, cuando arrancó el juicio del llamado «caso Leon», la defensa interpeló al tribunal por la más que extraña circunstancia de que ni se hubiera molestado por tener constancia sobre el paradero de la persona clave en el sumario; la más que vergonzosa respuesta del presidente del tribunal llegó con un mandato al ujier para que preguntase tanto en la sala como en el exterior del tribunal especial si allí se encontraba Jean-Louis Larre.

Veinticinco años después de su desaparición, Popo Larre sigue incomodando a unas autoridades francesas que continúan sin ningún interés por esclarecer lo que realmente sucedió en León. De la misma forma que recordar a Eduardo Moreno Bergaretxe, Pertur, y José Miguel Etxeberria, Naparra, desagrada a los gobernantes españoles.

 

El teatro, el deporte y la danza, aficiones que junto a la militancia le fueron truncadas

Jean-Louis Larre nació el 6 de abril de 1962 en la localidad bajonavarra de Heleta. Un pueblo que le vio crecer y en el que transcurrió la mayor parte de su vida. Deportista y apasionado de la montaña, Larre comenzó a ser llamado Popo por sus amigos de Baigorri donde participaba en el grupo de danza Arrola y en el equipo de rugby del pueblo. El teatro era otra sus pasiones y fue en el grupo de teatro de Baiona Xirristi Mirristi donde más desarrolló esa afición. También fue profesor en AEK, aunque cursó estudios de electrónica y fue éste el campo en el que comenzó su carrera laboral.

Tras su participación en grupos del movimiento popular, también fue militante del grupo armado Iparretarrak (IK). El 7 de agosto de 1983 fue la última vez en el que se le vio con vida. G.M.

25 urteren buruan ere «beti izanen zara gure memorian eta bihotzean Popo»

Baionako toki adierazgarria den Patxa plazan bertan oraindik Jean-Louis Popo Larre non dagoen jakiterik ez dagoela salatzen duen horma-irudia margotu zuten aspaldi, «Non da Popo?» galdera erantzun gabe dagoela egunero oroitarazten duena. Galderak ihardetsi gabe segitzen du, jakina, Gobernu frantsesari behin eta berriz galdegin badiote ere. Jakin badakite agintari frantsesengandik hura ez dela inoiz etorriko, baina bere senitarteko, lagun, militantziako kide zein herritar anitz egia erdietsi nahian tinko dabiltza. Eta, horren harira eta jada 25 urte joan direla gogorarazteko omenaldi xume, hurbil eta biziki hunkigarria eskaini zioten atzo Heletako trinketean, bere sorterrian, hain justu.

Hitzordua iluntzeko zazpietarako aurreikusia zen arren, ordu erdi baino gehitxoago itxoin behar izan zuten pixkanaka herriko trinketera hurbiltzen joan zirenek. Frontisean ezarritako ikurrin handi baten eta «Herriak bizi behar du» leloa zuen pankartaren babespean, laguntasun eta konplizitate keinuak antzematen ziren. Eta ondoan, bere argazkia ikusgai.

Txalapartariek zabaldu zuten ekitaldia Philipe Laskaraik aurkeztuko zuen gero. Hasiera gisa, «non da Popo?» galdetzen jarraituko dutela ohartarazi zuen, eta gogorarazi zuen, 25 urte igaro badira ere, «non den jakin arte» ez dutela «barkatuko». Modu berean, familiari denen partez «agur eta ohorea» luzatu zien, «erakutsi duten tinkotasun eta duintasunagatik».

Esandakoak hastapenetik izan ziren zuzenak bezain ziraragarriak. Amets Arzallus bertsolariak bi bertso oparitu zituen, eta kritiko agertu zen, hauetan «aspaldi usteldu ziren estatuaren gezurrak» edota «ametsa bizi den arte zu ere biziko zara» bezalakoak tartekatuz. Omenaldiaren helburuetako bat Larreren izaeraren alderdi desberdinak ezagutaraztea izan zen, militantziarekiko engaiamenduaz gainera.

Horrela, bere kantu, besta, dantza eta antzerkiarekiko zuen zaletasuna agerian utzi zuten gonbidatuek, eta alor hauetako ezagun ugari parte hartu zuten. Besteak beste, Erramun Martikorena, Niko Etxart, Eneko Labeguerie edota Jojo Bidart, Baigorriko Arrola taldekoekin batera dantzan ikus zitekeena. Politikako munduko aurpegiak ere antzeman zitezkeen ikusleen artean, Xabi Larralde edota Jakes Bortairu, esaterako, etorritako beste 300 inguru lagunekin batera.

Alde militantea amaierarako geratu zen, baina aurretik bere gaztetako lagun batek hitza hartuko zuen. Honek «mutiko maitagarria» zela esan zuen urduritasunak hartuta, bai eta «adiskidantza bere baliorik handiena» zela gogora ekarri ere. Azkenerako, Iparretarrak talde armatuko eta bere kide izandako Gabi Mouesca eta Xan Koskarat mintzatu ziren bere engaiamendu politikoari buruz. Koskaratek «Popok bilatzen zuen bidea luzea» dela adierazi zuen, eta horretan «anitz» falta dela egiteko esan zuen. X. H.

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