Jonathan Steele 2008/8/12
Ataque a la influencia rusa
EL MUNDO
El estallido de las hostilidades a gran escala entre Rusia y Georgia ha sido bautizado por algunos como la Guerra del Oleoducto. Las enormes reservas de petróleo del mar Caspio constituyen un factor importante, especialmente desde que Georgia pasase a ser un país de tránsito clave para el petróleo que viaja desde Bakú (Azerbaiyán) hasta el puerto turco de Ceyhan, en el Mediterráneo. Aunque su trazado evitó el paso por Rusia para privar a Moscú de influencia alguna sobre un recurso clave, en la crisis actual en el Cáucaso se ventilan cuestiones mucho más importantes que el petróleo.
El oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhan no es más que un elemento de segundo rango en una ecuación estratégica mucho más amplia: un intento -apadrinado por EEUU y sus aliados en la región- de limitar la influencia rusa.
El presidente de Georgia, Mikheil Saakashvili, es el seguidor más fervoroso de esta estrategia. (...) En estos momentos, la cuestión que se plantea es si Saakashvili ha ido más allá de sus posibilidades. Intensificar el conflicto de Osetia del Sur, ¿tiene alguna otra consecuencia más allá de la destrucción de cualquier posibilidad de normalización de las relaciones de Georgia con Rusia mientras continúe él de presidente? ¿Ha reforzado su imagen de exaltado entre muchos de los dirigentes occidentales y ha frenado sus esperanzas de ingresar en la OTAN?
En abril, Francia y Alemania forzaron al presidente Bush a retrasar durante algunos meses, los planes de adhesión de Georgia aduciendo que no estaba todavía preparada. Esta crisis repentina ha puesto a EEUU en evidencia. Al mismo tiempo que azuzaba las ambiciones de Georgia de cara a la OTAN, la Casa Blanca se mostraba renuente a la acción militar, sabedora de que poco podría hacer ante una respuesta de los rusos.
(...) En caso de que los rusos se salgan con la suya, tendrán que decidir si se quedan con los territorios recién conquistados como moneda de cambio de cara a futuras negociaciones con Saakashvili o llegan al extremo de alentar a Osetia del Sur, ahora unificada, a hacer lo que sus habitantes desean: proclamar su independencia de Georgia y celebrar un referéndum de unión con Osetia del Norte.
El primer ministro de Rusia, Vladimir Putin, hizo alusión a esta opción cuando dijo que Georgia había perdido su derecho a gobernar este territorio. Cuando terminen los combates, es posible que Saakashvili tenga que afrontar un ataque sin cuartel de la oposición política en Georgia. En el fragor de la batalla, los dirigentes parlamentarios se han reunido en torno a la bandera nacional pero, si se llega a un alto el fuego, Saaksahvili tendrá que rendir cuentas, y no sólo de la pérdida de esos territorios sino también de la oportunidad de la adhesión a la OTAN.