El nadador Michael Phelps se ha pasado una semana agotando los calificativos. Usain Bolt lo ha conseguido en un día. O mejor, en menos de diez segundos. Con sólo 21 años culmina su espectacular irrupción en los 100 metros de la mejor manera posible, con el oro olímpico y un nuevo récord del mundo (9.69) y en un marco incomparable para un atleta, los Juegos. No está mal para un recién llegado.

Ayer se deshojó la margarita de una final esperada a tres bandas: Bolt-Powell-Gay, los responsables de devolver la ilusión a una prueba castigada por los escándalos de dopaje. Los tres hombres más rápidos de la historia a por el título más deseado. La expectación era máxima hasta el punto que llegó a recordar los intensos duelos que hace 20 años protagonizaron Ben Johnson y Carl Lewis.

Con Tyson Gay eliminado en semifinales se alteraba el guión. Su lesión en los 200 metros de los trials le ha salido cara. Primero le costó su presencia en el doble hectómetro, en donde es el campeón del mundo, y luego visita al médico alemán que también trató al golfista Txema Olazabal. Llegó a Beijing recuperado, pero seis semanas inactivo se han dejado notar.

La cosa apuntaba a duelo jamaicano en toda regla. Por primera vez, desde 1.904, los ocho elegidos procedían del continente americano: seis caribeños y dos estadounidenses dando otra imagen atípica de una salida tradicionalmente plagada de gestos retadores, ayer con todos los participantes agrupados en una piña y rezando.

Bolt se había levantado a las 11 de la mañana, no desayunó, jamás lo hace, vio la tele y comió muslos de pollo frito. Tras la siesta más pollo, luego al estadio y allí la gloria. Con el Nido abarrotado, ante 91.000 espectadores y con una meteorología propicia: 28 grados, un 35 por ciento de humedad y viento inexistente. Los ocho elegidos tomaron posiciones, Bolt en la calle 4 y Powell en la 7.

El prodigio, con el peor tiempo de reacción, tuvo una fase de aceleración excepcional. Sólo tuvo que recurrir a su zancada gigante para sentirse vencedor a los 50 metros y empezar a celebrarlo desde el tartán, bajando los brazos. Impresionante.

Pero a río revuelto ganancia de pescadores como el trinitense Richard Thompson (9.89) y el estadounidense Walter Dix (9.91) que pescaron las otras dos medallas y seis hombres por debajo de los diez segundos. Todavía estaban haciéndose a la idea los nuevos medallistas cuando Bolt, con sus zapatillas doradas en la mano, ya había celebrado la victoria con familiares, compatriotas y espectadores varios.

Sólo entonces se percató de su otra hazaña, meterle tres centésimas a su plusmarca. «No me fijé en el tiempo, yo sólo venía a ganar. Me siento muy feliz y he comenzado a celebrarlo. Esta victoria significa mucho para mi país y también para mí», afirmó el hombre que ha batido el récord en dos ocasiones, ha metido la prueba en una nueva frontera y se le augura que puede correr en 9.60.

Bolt está rompiendo todos los esquemas en la prueba más famosa del atletismo. Su físico no se ajusta al perfil típico de hombres musculados al límite, con físicos que intimidan y abundan en la velocidad. Alto, 1'96 metros para sus 88 kilos, desgarbado, bailarín e incluso vacilón, El Relámpago como se le conoce en su tierra, está revolucionando la prueba.

Y es que Bolt, subcampeón mundial de 200 metros, ha aterrizado en los 100 esta temporada y no para de recoger. El chico de Trewlany, con una excelente trayectoria en el doble hectómetro también como junior, apostó por la velocidad pura cuando los especialistas le colocaban en el 400, aparentemente más apropiada para su constitución física. Bolt ha demostrado para lo que sirve.

Convertido en el primer campeón olímpico de Jamaica, la isla ha tenido siempre una conexión directa con la prueba. Sólo los jamaicainos y los estadounidenses han figurado en las tablas de récords. El británico Linford Christie y el canadiense Donovan Bailey, campeones olímpicos en Barcelona'92 y Atlanta'96, e incluso el sancionado Ben Johnson proceden de Jamaica. El espectáculo continúa, porque ahora le tocan los 200 donde esta temporada ha mejorado su marca personal (19.67). Bolt cumplirá 22 años el jueves, justo un día después de alinearse en los 200.

La celebración tendrá que esperar porque Jamaica, que situó a tres de sus representantes en la final, se juega mucho en el relevo de 4x100 metros. Para eso deberá recuperar a Asafa Powell, de nuevo herido como en otras grandes ocasiones. Su inoportuna maldición en los momentos claves le deparó la quinta posición: «Me sentía bien, pero mis piernas no me han respondido, no podía acelerar». El ex recordman, no obstante, no dudó en aclamar a su compatriota: «Estoy contento por él, ha estado intachable. Es espectacular y el más grande velocista de todos los tiempos», admitió.