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Gaizka Urkijo Profesor de Inglés en Educación Primaria

A los padres de mis alumnos

Llegó septiembre y con él el comienzo de un nuevo curso. La mayor parte del profesorado ya nos hemos incorporado a nuestro puesto de trabajo y nuestro alumnado lo hará en breve. Y este año mis alumnos se llevarán una sorpresa: su teacher seguirá en el centro, pero ya no hará eso que sabe y que no es otra cosa que impartir la lengua de Shakespeare. No, este año hará cualquier cosa menos enseñar inglés.

Esto, que extrañaría a cualquiera, es directriz de nuestro querido Departamento de (des)Educación y tristemente compartido por gran parte del profesorado, es decir: todos valemos para todo, nos hayamos preparado para ello o no. En el mundo real, ¿alguien contrataría a un electricista para que le arregle un grifo?

El citado Departamento es el primero en minusvalorar la figura del profesor y de nuestra preparación, dando a entender que cualquiera puede serlo sin necesidad siquiera de preparación. En mi caso, elegí una especialidad concreta al cursar Magisterio: Lengua Inglesa. Cuando se abrieron las listas me apunté, lógicamente, en dicha especialidad y cuando me presenté a las oposiciones lo hice igualmente por mi especialidad, obteniendo una plaza como profesor de Inglés. Hasta aquí todo normal, pero lo sorprendente es que con este bagaje el Departamento de (des)Educación me habilita para impartir Matemáticas o Geografía o cualquier otra cosa, y que esa habilitación se hace automáticamente y por que sí. Nada tenemos que demostrar y, por tanto, habilitados estamos, pero, ¿y capacitados? Eso, al parecer es lo de menos. ¿Alguien, salvo el propio Departamento y gran parte del profesorado, lo entiende?

¿Para qué siguen existiendo especialidades en la Escuela de Magisterio? Es más, ¿por qué elegir la especialidad de Ciencias si estudiando Inglés se puede impartir tanto esta lengua como Matemáticas? E, incluso, ¿por qué perder el tiempo cursando Magisterio si después podemos impartir aquellas materias que no hemos vuelto a tocar desde que abandonamos el instituto? ¿No nos está estafando el Departamento a los profesionales, a nuestro alumnado y a los padres que nos confían la educación de sus hijos e hijas? Luego algunos se alarman cuando aparecen estadísticas europeas sobre rendimiento escolar y se apresuran a cambiar temarios y currículums. ¿No sería mejor cambiar el sistema y que cada cual enseñemos aquello para lo que realmente estamos preparados? ¿Alguien se imagina a un oftalmólogo operando a corazón abierto? En nuestro sistema educativo, sí.

Y no quiero alarmar a nadie, pues un año más haré mi trabajo lo mejor que pueda, pero, eso sí, este año seré un electricista intentando arreglar grifos. Lo triste, lo grave, es que esos grifos serán mi alumnado, vuestros hijos e hijas, y quizás eso no le importe a nadie... pero a mí me importa y me preocupa. Nos vemos en el cole.

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