«En América Latina hay muchos desaparecidos, no sólo los de las dictaduras», expresó ayer con claridad el realizador italochileno Marco Bechis durante la presentación en el Festival de Venecia de su último trabajo, en liza por el León de Oro a la mejor película. Entre los otros desaparecidos señaló a los indios guaraníes, como muestra en «Birdwatchers. La terra degli uomini rossi», una cinta que narra la tragedia de la desaparición de esta cultura en Brasil. «Porque la conquista continúa», explicó Bechis, quien acudió a la cita veneciana acompañado por los actores indígenas que han protagonizado este trabajo rodado en Mato Grosso.

En «Birdwatchers», el hombre blanco es el terrateniente y el estado de Brasil lo protege, mientras los indígenas intentan sobrevivir. Para describir esta lucha, la película narra la historia de un bosque, donde viven los guaraníes, cortado en línea recta por el tractor de los terratenientes, que cultivan inmensos campos.

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Un buen testimonio de esta realidad lo aportaron los actores y actrices de la película que acudieron ayer la Mostra. «No hay más animales, no hay más árboles, no hay caza y no hay pesca», explicó Ademilson Concianza Verga, uno de los guaraníes que han rodado bajo las directrices de Bechis. Junto a él, Eliane Juca da Silva fue más emotiva: «Estamos muy tristes, porque nuestros niños están muriendo. Somos como vosotros, somos seres humanos. Se nos tortura porque ya no nos quedan bosques». La tristeza que se desprendían de las palabras de la actriz se refleja en el filme en los suicidios de adolescentes y jóvenes guaraníes, que se quitan la vida «porque hay ausencia completa de salidas para ellos», explicó Ambrosio Vihalva, jefe de tribu.

Respecto a la función de la cinta, Juca da Silva lanzó un claro mensaje. «Espero que entendáis que esta película es una historia verdadera para que se sepa cómo se comporta Brasil». Este trabajo sobre los «otros desaparecidos» de América Latina mantiene la línea comprometida que inició con «Garaje Olimpo» (1999), un estremecedor relato en el que denunció las torturas y asesinatos masivos perpetrados en Argentina durante la dictadura militar.

La falta de salidas también se plantea a otros jóvenes, como los turcos, en otra de las cintas proyectadas ayer en Venecia. Se trató de «Süt» de Semith Kaplanoglu, un trabajo sin concesiones ni para el espectador ni para la vida. La estrella de la jornada, sin embargo, fue Natalie Portman, en su debut oficial como directora. Tanta era la expectación que la presentación del cortometraje «Eve» generó las colas más largas del día.