Manshiyet Nasser es una de las más de 80 barriadas que el visitante puede encontrar en El Cairo y sus inmediaciones. Un informe de la ONU la describe como «la mayor zona de construcciones ilegales» de la capital, donde «350.000 personas se hacinan en 3,43 kilómetros cuadrados». Según el organismo internacional, «no disponen de servicios e infraestructura adecuada». A ello se añaden las deterioradas condiciones ambientales y los desniveles extremos de entre 56 y 200 metros.

El sábado por la mañana, entre las 8.00 y 9.00 hora local, parte de la árida colina Moqattam se vino abajo. Al menos ocho rocas de entre 60 y 70 toneladas cada una arrasaron una treintena de viviendas. Al ser fin de semana, y principio del ramadán, muchos todavía dormían cuando se produjo la tragedia. Aunque oficialmente hay 31 víctimas mortales, esta cifra podría aumentar considerablemente debido a la lentitud de las operaciones de rescate.

Los habitantes de Manshiyet Nasser no podían ocultar su indignación y cólera por la falta de previsión por parte de las autoridades y de medios para rescatar a las centenares de personas -se estima que podrían ser hasta 500-, que seguían atrapadas bajo los escombros.

«El calor y el polvo son insoportables. Eso empeora las condiciones de quienes están debajo de las rocas», manifestó a AFP un responsable policial. «Hay pocas esperanzas de encontrar a alguien con vida», afirmó. Cuatro horas después de la catástrofe, decenas de personas intentaban con las manos, martillos, palas y palos hacer un hueco en las rocas tratando de hallar algún superviviente o cadáveres.

«Mi primo, su esposa y sus cuatro hijos deben de estar aquí, debajo de esta roca», señalaba Salah Muhoamed, incapaz de fijar la mirada en un punto fijo.

«Fue horrible, como un terremoto», señaló Farghali Gharib, que perdió a ocho miembros de su familia.

«El barrio está tan superpoblado que la maquinaria pesada no puede pasar por entre las estrechas calles y callejones. Además, las autoridades temen que su movimiento pueda provocar nuevos desprendimientos», subrayó la corresponsal de Al Jazeera en El Cairo. Entre el dolor y la impotencia, los afectados arrojaron piedras contra la Policía e insultaron a los responsables de seguridad y representantes municipales que llegaron al lugar ampliamente escoltados. «Habían dicho que evacuarían todo el barrio para construir una zona industrial. Yo estaba contento. Pero, no han cumplido su promesa», criticó Mohamed al Sayyed, de 80 años.

Sobre el origen del deslizamiento, vecinos de Manshiyet Nasser aseguraron que «ya se habían producido algunos desprendimientos, hiriendo levemente a algunos.

«Estaban haciendo algunos trabajos sobre la colina. Estoy seguro de que ésa es la causa de esta tragedia», subrayó Mohamed Gaber, residente del barrio.