Alberto Contador salió de los Pirineos como llegó a la Vuelta, como principal favorito, pero sin aprovechar la debilidad mostrada por Valverde en La Rabassa el sábado y por Carlos Sastre ayer en Pla de Beret para distanciar a dos de sus mayores rivales.

Además en un margen inferior a los dos minutos están Levi Leipheimer, que recuperó el maillot de líder, Ezequiel Mosquera y un Igor Antón sensacional que ayer fue el único que pudo seguir el ritmo de Contador y Valverde en el ataque del madrileño en la subida final. Euskaltel trabajó fuerte para buscar el triunfo de etapa, pero David Moncoutie ganó tres años después en una demostración de que la clase no se pierde ni con las lesiones ni con la edad.

El de Cofidis entró en la escapada del día formada en el alto del Cantó junto con Juanma Garate (Quick Step), Joly (Française des Jeux), Kern (Credit Agricole) y Eskov (Tinkoff). Llegaron a tener una máxima renta de 5.15 y el irundarra parecía el hombre más fuerte de la fuga y por eso fue el que más fuerzas desgastó para mantenerla viva y para sumar puntos en la montaña, pero al final fue el primero en quedarse en La Bonaigua. Allí atacó Moncoutie con esa clase que años atrás le permitía lograr triunfos de entidad con una calidad que sólo ha exhibido con cuentagotas, como los buenos perfumes. Parecía que el frasco de las esencias se había agotado desde 2005, cuando logró su segunda victoria en el Tour y una etapa en País Vasco, tras la grave lesión de fémur que bajó su rendimiento de tal manera que Eric Boyer le anunció en julio que no pensaba renovarle.

A partir de ahí, Moncoutie se lució en la Clásica de Donostia, lo que le valió para que Cofidis replanteara su decisión, y ayer acabó con su sequía de victorias y la del ciclismo francés, que no ganaba en la Vuelta desde que Laurent Brochard lo hiciera en 1999 en Corrales de Buelna. Su triunfo es muy meritorio porque hubo batalla por detrás, con un fuerte trabajo de Astana y de Euskaltel con Astarloza y Txurruka, que lograron que el galo sólo coronara con 1.40 La Bonaigua, pero eso le bastó para ganar en Pla de Beret.

Calambres de Sastre

Sastre se quedó frió en la bajada del penúltimo puerto y sufrió calambres en el inicio de Pla de Beret, la parte más dura, tras un cambio de ritmo de Klöden que distanció al abulense. Pero Astana y Contador no tienen tanta fuerza como se les supone, aunque el madrileño confirma que es el más fuerte y apela a que los puertos pirenaicos no eran duros para abrir diferencias. Atacó, pero Valverde aguantó su rueda y eso le incomodó, porque el murciano no quiso dar ningún relevo para lograr la bonificación del segundo puesto.

Junto a ellos entró Igor Antón, pero apenas sacaron unos pocos segundos a ocho corredores entre los que estaban el resto de favoritos: Sastre, Leipheimer -nuevo líder-, Mosquera, Gesink y otros tres Caisse d'Epargne. Los Pirineos no han abierto grandes diferencias, hay trece corredores en cuatro minutos y la prueba sigue abierta.