El nadador con parálisis cerebral Richard Oribe, uno de los paralímpicos vascos más laureados de la historia, logró ayer la plata en los cien metros libre categoría S4 en el almohadillado y vanguardista Cubo de Agua. Oribe, nacido en Donostia hace 34 años, paró el crono en 1:26.62, tan sólo por detrás del francés David Smetanine (1:24.67) y por delante del checo Jan Povysil (1:26.75) en un apretado final.

Se trata de la undécima medalla que se cuelga el guipuzcoano en su larga carrera paralímpica, que comenzó en Atlanta'96 con tres oros y una plata, para seguir en Sydney'00 con cuatro oros y en Atenas'04 una plata y un bronce. Paralítico cerebral de nacimiento, el nadador comenzó a entrenar como terapia y ha dicho que los de Beijing podrían ser su última cita olímpica aunque su categoría deja margen para todo.

Oribe, que se había impuesto en la serie clasificatoria de la mañana, salió mucho menos relajado que lo habitual en la final de la tarde, teniendo que ver durante casi toda la prueba como tanto el francés Smetanine como el checo Povysil le cobraban ventaja y como sólo en el último momento conseguía tocar la pared de la pileta por delante de este último. Aún así Richard se mostraba muy contento tras la prueba y quería dedicar la medalla conseguida «a toda la gente que me apoya y me anima a seguir nadando». Lo hará en los próximos días puesto que el guipuzcoano aspira a cuatro medallas.

Si para Oribe fue la de cal a Javier Otxoa le tocó la de arena. El vizcaino quedó fuera de la pelea por el oro en la prueba de persecución individual CP 3 al ser descalificado tras la disputa de la manga clasificatoria y cuando ya había obtenido el billete para la final a dos contra el máximo favorito, Darren Kenny.

A rueda

Los jueces estimaron que Otxoa, una vez superado por el británico, con quien quedó emparejado en la clasificatoria por tiempos y que estableció un nuevo récord mundial de la prueba con 3.36.875, casi seis segundos por debajo de la anterior plusmarca también en su poder, no respetó la distancia que debía mantener con respecto a Kenny y aprovechó su rueda de manera ilegal.

El caprichoso sorteo de la prueba, reservado a corredores con parálisis cerebral, hizo que los dos favoritos y que ya se enfrentaron en la final de Atenas 2004, donde el ex profesional del Kelme y vencedor en la etapa de Hautacam del Tour 2000 por delante del mismísimo Lance Armstrong, tuvo que conformarse con la plata, se vieran las caras en Laoshan a las primeras de cambio. El británico salió como una exhalación, haciendo gala de una prestaciones envidiables lo que provocó que atrapara al vasco al paso por el primero de los tres kilómetros.

Otxoa, sin embargo, no se vino abajo al verse rebasado por Kenny, se mantuvo a su estela, demasiado según los jueces, y logró el segundo mejor crono de los ocho participantes con 3.47.552, lo que significaba que el británico y el vasco volverían a medirse de nuevo mano a mano por el oro en la final de esta tarde. Minutos después se conoció la decisión de los jueces.

La participación vasca en judo tenía la firma de la vizcaina Sheila Hernández y de la navarra Laura Gómez. Ambas comenzaron perdiendo sus combates iniciales: la primera, ante la rusa Stepanyuk y la segunda ante la china Guo. La de Santurtzi conseguía en la repesca de la tarde vencer a la vietnamita Trieu, pero no pudo hacer lo mismo ante la brasileña Ferreira, por lo que su paso por los Juegos no pudo acercarla a la lucha por los puestos de honor. La de Barañain tampoco pudo en la repesca de la tarde con la alemana Bruissig, por lo que también se quedó sin opciones.