Durante las diferentes fases de construcción y acondicionamiento en su barrio de un «centro de reeducación de menores penados» advirtieron a los responsables de la obra de que Santiagolarra cuenta desde hace años con una red de saneamiento con capacidad para asumir los residuos del edificio. Sin embargo, los vecinos de este enclave del municipio alavés de Arrazua-Ubarrundia han visto alarmados cómo las aguas fecales de este centro, dependiente de Lakua, son vertidos al río Neberako a través de un bosque contiguo, convirtiendo lo que hace años era un cauce de agua cristalina, y que ahora permanece seco durante meses, en una auténtica «cloaca».

Los vecinos de Santiagolarra, más allá del hedor al que han sido obligados a soportar en los últimos meses, llaman la atención de que el vertido se halla a apenas cincuenta metros del embalse de Ullibarri-Ganboa, uno de los más grandes de Euskal Herria, que abastece a los habitantes de Gasteiz y de Bilbo y donde van a parar las ahora irregulares aguas del Neberako.

Explican los denunciantes que en los dos años de trabajos en el antiguo edificio de Cáritas informaron a los responsables técnicos y a pié de obra de la existencia de la citada red de saneamiento, con fosa séptica incluída, con capacidad para trescientas personas y en la que nunca se han registrados fugas ni ha desprendido olores.

Les hicieron saber también que la parte final de esa red de saneamiento, que incluye diferentes arquetas y el colector general, se encontraba soterrada en el solar donde posteriormente se iba a ubicar el centro de menores, y que se debía mantener la accesibilidad a este lugar para el vaciado de la fosa séptica periódicamente.

Sin embargo, los responsables de la obra descartaron hacer uso de la red ya existente y, como han podido constatar los habitantes del entorno, habilitaron un conducto por el que se vierten los residuos al cauce del cercano río, con las consecuencias relatadas.

Asimismo, los vecinos de Santiagolarra informan también de que el cerramiento del solar impide el vaciado de la fosa séptica, de modo que desde que el Ejecutivo autonómico se hizo cargo del terreno la fosa no se ha vaciado. Un dato que, al parecer de quienes sufren esta situación, da muestra de un «increíble abandono» por parte de la Junta Administrativa de Ullibarri-Ganboa y del Ayuntamiento de Arrazua-Ubarrundia.

«Deberá ser subsanado»

Al entender de los afectados, el haber descartado instalaciones que se encuentran en condiciones de ser utilizadas «genera deterioro ambiental», y «supone un derroche que deberá ser subsanado tarde o temprano, con recursos públicos».

«Lamentablemente, los mensajes lanzados por las instituciones y las actitudes de las mismas parecen no coincidir», lamentan a este respecto.