Bush dejará la «patata caliente» de Irak a su sucesor en la Casa Blanca
Pese a que alardea de que la situación en Irak ha «mejorado ostensiblemente», la Administración Bush ha anunciado que retirará sólo a uno de cada veinte soldados que ocupan este país. Los generales reconocen «soto voce» grandes incertidumbres en el escenario iraquí. El puñado de soldados sobrantes será enviado a Afganistán para acallar las voces que exigen el refuerzo del deteriorado escenario afgano.GARA |
El presidente de EEUU, George W. Bush, anunció ayer una reducción en 8.000 efectivos de las fuerzas ocupantes en Irak de aquí a inicios de 2009, con lo que deja en manos de su sucesor en la Casa Blanca la gestión del repliegue militar.
En un discurso pronunciado ayer en Washington, y cuyo texto fue publicado horas antes, Bush debía anunciar la retirada de 3.500 soldados de unidades de apoyo, de un batallón de marines de aquí a noviembre y de una brigada del Ejército de Tierra en febrero. Actualmente EEUU tiene desplegados cerca de 145.000 soldados en Irak.
«Si los progresos en Irak se mantienen, el general Petraeus (comandante de las fuerzas de ocupación) y nuestros dirigentes militares creen que serán posibles nuevas reducciones en la primera mitad de 2009», auguró en su discurso en la National Defense University, gran institución de educación militar.
Estos repliegues irán parejos al envío de refuerzos a Afganistán. Este último será el destino del batallón de marines que debía tomar el testigo en noviembre. También será redesplegada en suelo afgano una brigada de combate del Ejército de Tierra cuya llegada a Irak estaba prevista para enero.
Bush dejara así en herencia a su sucesor más soldados en Irak que los que había hace dos años.
Muchas incertidumbres
El presidente saliente ha decidido seguir las recomendaciones del general David Petraeus y otros asesores militares.
Pese a insistir durante los últimos meses en la «mejora de la seguridad» en Irak, aquéllos justifican su prudencia en las incertidumbres del escenario: elecciones provinciales en los próximos meses, incógnita del comportamiento a futuro de las milicias tribales sunitas alineadas en la lucha contra Al Qaeda y dudas sobre los colabobracionistas Ejército y Policía nativos.
El general Petraeus, que será reemplazado en su puesto el 16 de setiembre, llegó a sugerir matener intactas las actuales 15 brigadas desplegadas en Irak hasta junio del próximo año.
Y es que, pese a que el Gobierno iraquí insiste en la creciente eficacia de sus hombres -alude para ello a las ofensivas contra la milicia chiíta de al-Sadr en Basora y Bagdad-, Washington se tienta la ropa.
Responsables estadounidenses reconocen que «nuestra percepción ha cambiado porque hace no más de ocho meses preconizábamos el desmantelamiento de la Policía Nacional».
Una Policía que suma 560.000 efectivos, a los que hay que añadir los 300.000 efectivos del Ministerio de Defensa, que espera rearmar con equipamiento moderno, desde fusiles de asalto M-16 hasta cazas F-16.
Relaciones internas
Bagdad insiste en que tiene ya el control de once provincias iraquíes, pero obvia que en varias de ellas cuentan con el aval de 100.000 efectivos de las milicias tribales sunitas pagadas por EEUU. Y estas milicias y el Gobierno chiíta no ocultan su mutua desconfianza.
Además, en las siete provincias bajo control total de EEUU, sobre todo en Diyala (centro) y Nínive (norte), la capacidad de las fuerzas nativas colaboradoras sigue siendo incierta, por no decir totalmente insuficiente.
Al margen de las incertidumbres en Irak, la decisión de Bush y de sus generales trata de alcanzar un difícil compromiso entre el objetivo de mantener Irak bajo control -contra la opinión de dos de cada tres estadounidenses- y las crecientes exigencias de refuerzos en el deteriorado escenario de la guerra en Afganistán.
Las tropas del Ejército iraquí en Kirkuk han abandonado sus posiciones dentro de esta disputada ciudad. El repliegue coincide con el repunte de la tensión entre Bagdad y los kurdos por el control de esta ciudad.
EEUU advierte de que, pese a haber quedado debilitada, la sección iraquí de Al Qaeda tiene capacidad para perpetrar atentados de gran envergadura y conserva bastiones en el norte, sobre todo en Nínive y en su capital, Mosul.
La petrolera anglo-holandesa Royal Dutch Shell firmará el próximo mes con Irak un contrato de extracción y uso de gas valorado en hasta 4.000 millones de dólares (2.800 millones de euros). El contrato versa sobre la recuperación de 20 millones de metros cúbicos de gas que pierde cada día la extracción petrolífera por razones de seguridad en la región de Basora.
Shell se convertirá en la primera petrolera occidental en rubricar un acuerdo con el Gobierno de Bagdad desde la invasión liderada por EEUU en 2003.
El proyecto será una joint venture (sociedad de riesgo compartido), en la que Shell tendrá una participación del 49% y el Ministerio iraquí de Petróleo poseerá el 51% restante.
«Europa está buscando suministros de gas de Irak», declaró el portavoz del Ministerio, Assem Jihad, al diario «The Financial Times».
«La seguridad solía ser algo disuasorio, pero ahora las compañías creen que ha mejorado y esto animará a venir a otras (compañías)», agregó el portavoz iraquí.
La petrolera se declaró «encantada» y subrayó su deseo de «firmar el acuerdo cuanto antes».