Balza refuerza la prohibición de la marcha cerrando las puertas a Etxerat
Una delegación de Etxerat compuesta por seis familiares de presos políticos vascos se encontró ayer la puerta del Departamento de Interior de Lakua cerrada a cal y canto. El consejero Javier Balza ya adelantó el domingo que sería así, sin embargo, los familiares intentaron hacerle entrega de un documento que recoge el estado en el que se encuentran sus allegados en las cárceles. El informe, finalmente, fue presentado en la sede del Gobierno de Lakua.
GARA |
El consejero de Interior de Lakua, Javier Balza, cumplió con la decisión que anunció el domingo: las puertas del departamento que dirige estaban cerradas para recibir ayer a la delegación de Etxerat, que pretendía hacerle entrega de un documento sobre el estado en el que se encuentran sus familiares presos en cárceles españolas y francesas. Finalmente, el informe fue registrado en la sede de Lakua.
Una delegación de Etxerat compuesta por seis familiares intentó en vano mantener una reunión con Balza. La asociación de los familiares de los prisioneros políticos vascos llevó a cabo una comparecencia el domingo en Donostia para denunciar el veto impuesto por Interior de Lakua a la manifestación anual que en la jornada final de las regatas de la Bandera de la Concha recorre la capital guipuzcoana. En esa misma rueda de prensa, Etxerat anunció su intención de acudir a Gasteiz para reunirse con el propio consejero de Interior, pero a Lakua le faltó tiempo para asegurar que ese encuentro no se llevaría a cabo.
Tras constatar la negativa de Javier Balza a recibir a la delegación de Etxerat, los familiares denunciaron ante los medios de comunicación que Interior de Lakua rechace escuchar en qué situación se encuentran sus allegados encarcelados.
Censuraron, además, que desde Lakua tildasen de «numerito mediático» la pretensión de Etxerat de reunirse con el consejero de Interior. «`Numeritos mediáticos' sólo los crean ellos cada vez que dan un batacazo a los derechos, a la libertad de expresión y a la libertad de manifestación», replicaron desde la asociación, a la vez que aseguraron que «para evitar denunciar ante los medios de comunicación esta realidad -la que se vive en las cárceles-, nos hubiera gustado que hubiera sido usted (Javier Balza) quien hubiera tenido la iniciativa de llamarnos».
En el escueto comunicado que emitió el domingo, Interior de Lakua afirmaba que sólo una resolución judicial permitiría la celebración de la manifestación.
Concentración en Arantzazu
«Claro está que las resoluciones judiciales las adoptan, desde Madrid, unos jueces que protegen la tortura, unos jueces que continuamente deniegan a este pueblo la libertad de expresión», le replicaron, a la vez que recordaron que esos mismos jueces son los que «el Gobierno Vasco va a denunciar en Estrasburgo por no permitir la celebración de la consulta».
El representante máximo de ese ejecutivo, el lehendakari, tampoco estaba ayer en Lakua. Juan José Ibarretxe acudió a la homilía que se celebró en la Basílica de Arantzazu, en cuyo exterior decenas de personas exigieron la repatriación de los prisioneros políticos vascos. En Bilbo 100 personas participaron en la encartelada realizada frente al Teatro Arriaga.
El movimiento pro amnistía informó ayer de que el prisionero político de Santurtzi Paco Palacios Capitán abandonó la huelga de hambre y sed que emprendió el pasado domingo, después de que fuera enviado a aislamiento por negarse a compartir la celda con un preso social. Palacios fue enviado ayer al módulo número 8 de la prisión de Langraitz, y dejó la protesta al considerar que con ello consiguió los objetivos marcados.
Paco Palacios Capitan fue trasladado el pasado viernes desde la prisión de Curtis al de Langraitz para la celebración de un juicio. Los carceleros de la prisión alavesa intentaron que el prisionero político de Santurtzi compartiera la celda con otro preso que no tiene esta condición, a lo que Palacios se negó. Ante la decisión del preso vasco, los funcionarios enviaron al de Santurtzi a una celda de aislamiento del departamento siquiátrico, en el que permaneció hasta ayer.
Los que aún siguen en huelga de hambre indefinida son los presos políticos vascos recluidos en la toledana cárcel de Ocaña-I, que iniciaron su protesta el 1 de setiembre en denuncia de las condiciones de vida y las restricciones impuestas a las comunicaciones.