A última hora de la noche de ayer se confirmó el rumor que se había extendido como la pólvora entre el pelotón profesional: Lance Armstrong vuelve al ciclismo. El texano informó de su regreso a través de un comunicado en el que manifiesta su intención de ganar su octavo Tour de Francia. El diario italiano La Gazzetta Dello Sport aseguró que el resto de su calendario se dará a conocer el próximo día 24 de setiembre. Aunque parece ser que tan sólo correrá el Tour de California, la París-Niza, el Tour de Georgia, Dauphine-Liberé y el Tour de Francia.

La motivación para la vuelta a las grandes carreras de Armstrong, que cumplirá 37 años la próxima semana, se centraría en acabar con las dudas sobre sus victorias, estando dispuesto a publicar en internet todos sus controles sanguíneos, según desveló VeloNews.com.

Escepticismo en la Vuelta

La décima etapa de la ronda hispana, que finalmente se decidió al sprint según el guión previsto, quedó totalmente eclipsada. Desde un inicio además, ya que antes partir, lo que estaba de boca en boca era el entonces posible, después confirmado, regreso de Armstrong.

Todos los micrófonos se apostaron, sobre todo, en torno a quien fue su director, Johan Bruyneel y que en 2009 podría repetir como tal. El director de Astana pasó de considerar que se trataba de «un simple rumor» y ver «difícil» la vuelta del estadounidense, a «no imaginármelo, si regresase, con otro maillot» diferente al del equipo kazajo, y finalmente a temer que un asunto así «desestabilice» a su equipo.

«Ha seguido entrenándose, pero ha llevado un estilo de vida muy diferente al de un deportista y tres años fuera de competición es mucho. Si decidiera volver al ciclismo profesional, lo único que puedo decir es que, si yo tengo un equipo, no me imaginaría estar en carrera y ver a Lance con el maillot del CSC o del Rabobank», declaró.

Al igual que Bruyneel, la mayor parte del pelotón también mostró su incredulidad y extrañeza por el reencuentro del texano con las carreteras. El más tajante fue el director deportivo de Euskaltel, Jon Odriozola, quien aseguró que «me ha sonado a chiste, Armstrong tiene la vida solucionada y ya ha hecho lo que tenía que hacer en bicicleta. Ha sido una referencia mundial, pero si vuelve sería para perder, no ganaría el Tour».

Uno de sus pupilos, actual líder de la Vuelta y ex compañero del de Austin, Egoi Martínez, desveló que en un encuentro reciente con el americano «me dijo que hacía deporte y que llevaba otra vida. Lo mismo se ha marcado el reto, pero me extrañaría que volviera». Otros vieron un beneficio en su regreso, como Álvaro Pino, director del Xacobeo Galicia, para quien «podría estar en la pomada del Tour junto a Contador y Sastre, pero no sé si para ganarlo».

Sorpresa sin repercusión

En medio de toda esa vorágine, la victoria de Sebastien Hinault, que sorprendió a los especialistas, pasó prácticamente desapercibida, excepto para él.