El Gobierno checo pone alfombra roja al escudo antimisiles de EEUU
El Ejecutivo de la República Checa dio luz verde a la presencia militar estadounidense en su suelo, último requisito, a falta del aval parlamentario, para que Washington emplace su escudo antimisiles. La decisión, en plena «guerra fría» tras la crisis georgiana, ha enfurecido a Moscú, que ha insistido en que los emplazamientos de estos sistemas podrían ser considerados objetivo de sus misiles intercontinentales.
GARA |
El Gobierno checo aprobó ayer el acuerdo militar que regulará el despliegue de fuerzas militares estadounidenses en la futura base que albergará un radar dentro del proyecto estadounidense de escudo antimisiles.
La ministra de Defensa, Vlasta Parkanova, presentó el acuerdo militar, bautizado con el acrónimo SOFA, que era el último requisito a cumplir por el Gobierno de Praga para dar su plácet a EEUU para que use su suelo dentro de sus planes belicistas.
No obstante, el proyecto deberá ser sometido a votación en el Parlamento checo, donde no es seguro que reciba el aval de una mayoría. Y es que la opinión pública es muy crítica con respecto a este proyecto y la clase política teme grandes movimientos de protesta e, incluso, represalias en las urnas.
El primer ministro, Mirek Topolanek, anunció que la Cámara Baja debatirá sobre el proyecto de escudo antimisiles «como pronto en diciembre, después, por tanto, de la elección del nuevo presidente de EEUU». Las elecciones presidenciales estadounidenses se celebrarán el próximo 4 de noviembre y el relevo presidencial, con la salida de la Casa Blanca de George W. Bush, se formalizará en enero.
En una antigua base soviética
La República Checa y EEUU firmaron el pasado mes de julio un primer acuerdo diplomático bilateral para instalar un potente radar antimisiles estadounidense que será acoplado a diez misiles interceptores en suelo polaco. El objetivo oficial de este polémico escudo antimisiles en el «extrajero cercano» de Rusia es la destrucción en vuelo de misiles de largo alcance.
El acuerdo SOFA podría ser oficialmente firmado el 19 de setiembre próximo en Londres, al margen de una reunión informal de ministros de Defensa de la OTAN.
Según los términos del acuerdo, la zona y los edificios de la estación de radar, cuya construcción está prevista sobre un antiguo terreno militar soviético en Brdy, a cerca de 70 kilómertros al suroeste de Praga, seguirán siendo posesión de la República Checa.
La parte checa será responsable de la seguridad exterior y de la protección de la base, aunque la seguridad interior será cosa de los estadounidenses. Asimismo, los órganos militares estarán autorizados a operar fuera de la estación-radar para mantener la disciplina de su personal.
Advertencia de Rusia
Poco antes de la reunión del Gobierno checo que dio luz verde a este acuerdo complementario con EEUU, Rusia reiteró sus advertencias. «No puedo excluir (...) que los emplazamientos del escudo antimisiles en Polonia y en la República Checa y proyectos potenciales similares puedan ser elegidos como objetivo por nuestros misiles intercontinentales», declaró ayer el jefe de las Fuerzas Estratégicas rusas, el general Nikolai Solovtsov.
El primer ministro checo denunció estas amenazas e hizo suya la tesis estadounidense de que se trata de un proyecto defensivo. «No tengo intención de contribuir a un agravamiento de la retórica de la Guerra Fría. El radar es puramente defensivo y concebido para detener misiles de largo alcance de estados gamberros», señaló Topolanek, en referencia a la supuesta amenaza iraní. El jefe del Gobierno checo tildó de «un sinsentido técnico y militar» insistir en que este escudo antimisiles pueda estar «orientado contra un Estado como la Federación rusa, que dispone de un arsenal de miles de estos misiles».
Este último paso de la República Checa coincide, como ocurrió con el plácet polaco al escudo antimisiles, con la grave crisis desatada tras el ataque georgiano a Osetia del Sur y la respuesta militar rusa.
Georgia acusó a soldados rusos de haber matado a tiros a un policía georgiano en lo que sería el primer incidente desde el alto el fuego. Tbilissi situó el supuesto incidente en Karaleti, que se halla en la carretera estratégica que va desde la ciudad de Gori a Osetia del Sur.
El mando de las fuerzas rusas desmintió el incidente y aseguró que estamos ante una provocación mal pergeñada por parte georgiana».
Testimonios locales y un corresponsal de AFP aseguraron haber visto a soldados rusos preparándose para partir y cargando material en los camiones. Cerca de Jobi, a 30 kilómetros de Abjasia, un oficial ruso al mando de un puesto de control confirmó que «cumpliremos los plazos e, incluso, estamos preparados para adelantar nuestra retirada». Moscú se ha comprometido a la retirada total en el plazo de un mes.
Tbilissi desmintió que el contingente ruso que ocupaba la localidades de Ganmujuri se hubiera retirado, como anunció la víspera. Matizó que los que se retiraron fueron milicianos abjasos y que fueron sustituidos inmediatamente por un pequeño destacamento ruso. Washington seguía acusando ayer a Rusia de incumplir el acuerdo de alto el fuego.
Por lo que toca al acuerdo UE-Rusia, responsables comunitarios insistían ayer en que sus observadores deberían poder desplegarse «en todo el territorio», incluidas Abjasia y Osetia del Sur, extremo que desmintió el Kremlin.
Entre rumores de nuevas inconcrecciones en el texto, el diario ruso «Kommersant» advertía del riesgo de fracaso del acuerdo.
La OTAN anunció ayer el repliegue al Mediterráneo de su pequeña flota en el Mar Negro tras el final de unas «maniobras» y al cumplirse los 21 días de navegación permitidos por la Convención de Montreal.