La Premier League ha dejado en evidencia este verano que el potencial económico de los clubes ingleses es muy superior al del resto de equipos. El gasto en fichajes así lo demuestra, mientras en la Premier League ronda los 700 millones de euros, la Liga, a la que ya ni los más entusiastas se atreven a denominar la «Liga de las estrellas», no ha superado los 300 millones.

La llegada de magnates y nuevos ricos ha provocado que todos los entrenadores y jugadores miren hacia Inglaterra. Cuco Ziganda, por ejemplo, reconocía en una entrevista que le gustaría poder entrenar en la Premier League a lo largo de su carrera. Seguramente, casi todos los jugadores piensan lo mismo. Y es que la liga inglesa va camino de convertirse en la NBA del fútbol.

Aparte de la inyección económica, el espectáculo deportivo es más atractivo con campos a rebosar de público y cánticos ensordecedores. Además, es la liga más seguida por televisión en todo el mundo y el juego es mucho más vistoso al prevalecer el ataque sobre la defensa. Por ello. Manchester United y Chelsea son los favoritos a ganar la Champions en todas las casas de apuestas, aunque luego tendrán que demostrarlo.

En Italia y Alemania tampoco pueden seguirle el ritmo y se tienen que conformar con contratar a estrellas venidas a menos como Ronaldinho. El crecimiento experimentado por la liga rusa en los últimos años es lo único que contrasta con esta tendencia. El primer aviso lo dio el CSKA de Moscú ganando la UEFA en la temporada 2004/05.

El año pasado el Zenit de San Petersburgo repitió en el mismo torneo y hace un par de semanas se impuso con solvencia a todo un Manchester United en la Recopa europea. Todo apunta a que esta campaña los equipos rusos pueden seguir creciendo y dar más de una sorpresa.