Y a la tercera fue la vencida. Tras dos participaciones en las que los resultados no habían hecho

justicia a la clase que atesora en sus piernas Javier Otxoa, el vizcaino se desquitó en la jornada de ayer demostrando que, en carretera y en su categoría, sigue siendo el numero uno.

El ganador en Hautacam en el año 2000 había sufrido varios reveses en el velódromo de Laoshan, primero porque en su debut, en la carrera de persecución, un error colectivo de estrategia le impidió poder luchar por él, y después, porque dos ingleses y un checo demostraron ser verdaderos especialistas en

la prueba de velocidad sobre el kilómetro y marcaron mejores cronos.

Pero en la jornada de ayer Otxoa supo que era su día. Minutos antes de la salida confesaba que se encontraba bien y que las pruebas de contrarreloj y de fondo en carretera eran «suyas». «No me voy a dejar nada. Además se la quiero dedicar a mi padre, que está en el hospital; a mi sobrino, que acaba de nacer; y a mi madre que siempre está pendiente», repasaba antes de ponerse en marcha. Se veía ganador.

Así, en cuanto le dieron la salida, Otxoa arrancó dispuesto a refrendar su oro conseguido en Atenas en esta prueba. Su incuestionable técnica y su capacidad de leer adecuadamente el ritmo de carrera en circuitos sinuosos y con importantes repechos le permitieron adecuar el ritmo de carrera y dosificar adecuadamente sus fuerzas.

Su capacidad de sufrimiento le llevó a arrancar segundos al tiempo de sus rivales en los momentos mas complicados de la carrera, lo que le permitió hacer los casi 25 kilómetros de los que constaba la prueba contra el reloj en 37.26.47, casi doce segundos menos que el británico Darren Kenny y un minuto y 21 segundos mejor que el surcoreano Jin Yong-Sik.

Al fin, en el podio, con el desquite realizado, lució la tercera presea de su palmarés, recuerdo para su hermano y foto con la ikurriña incluidos.

Antes que a Otxoa le había tocado salir a Aitor Oroza en la categoría de triciclos. Finalmente cosechó un más que meritorio diploma paralímpico, que era lo que ambicionaba cuando cogió el avión para Beijing.

Pesquera se retira en lo alto

La jornada de ayer fue la más brillante de la delegación vasca, ya que al oro de Javier Otxoa se le sumó por la tarde la medalla de plata del dúo mixto de boccia conformado por el navarro Santi Pesquera y la guipuzcoana Yolanda Martín. En total, seis preseas para los vascos.

Enfrente se las tuvieron con los surcoreanos, quienes ya les habían derrotado en las eliminatorias. El primero de los parciales del partido fue claro en el marcador para los asiáticos, 3-0. En el segundo la victoria sonrió a los vascos, pero sólo por un exiguo 1-0, igual resultado que deparó el tercero, pero a favor de Corea.

En el último, con saque a favor de ésta y con un lastre de tantos puntos a su favor, sólo quedaba arriesgarse al máximo. Lo hicieron y pelearon cada lanzamiento hasta el final, pero los «locales», con un juego sólido y eficaz, no dieron opción al cambio en el marcador. Al final un 8 a 1 y alegría desbordada... de los vencedores y los derrotados.

Tras la final, el iruindarra Santi Pesquera, que cosechaba su cuarta medalla paralímpica, anunciaba oficialmente su retirada definitiva de la competición al más alto nivel.