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De ultranacionalista a pragmática

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La nueva líder del Kadima podría convertirse en la segunda primera ministra israelí tras Golda Meir.

Quienes la conocen dicen de ella que es una pragmática que ha readaptado sus raíces e ideales ultranacionalistas que aspiraban a crear un Estado judío que incluyera los territorios palestinos, en favor de un acuerdo factible con la Autoridad Palestina (ANP).

Sus detractores, incluso los de su partido, piensan que le falta experiencia política y que sus aptitudes en materia de seguridad son insuficientes. Sin embargo, esto no impide que figure entre las personalidades políticas más populares de su país, donde destaca por su reputación de «mujer justa», en contraposición al saliente Olmert.

Nunca ha sido acosada por la Justicia y ha explotado esa imagen de «integridad» en un país en el que los escándalos de corrupción relacionados con dirigentes políticos se han multiplicado en los últimos años.

La actual responsable de la diplomacia israelí trabajó para el Mossad entre los años 1980 y 1984 y ha tenido una carrera política meteórica desde su entrada en la Knesset en 1999. Pero esta «voluntariosa» abogada, catapultada a la cúspide del partido por su fundador, Ariel Sharon, suscita la desconfianza en el aparato del Kadima.

«Temo por el futuro del Estado de Israel si llega al poder. Es incapaz de tomar decisiones. Es influenciable y no tiene confianza en sí misma», son algunas de las perlas que Olmert le regaló recientemente, calificándola, además de «traidora» y «mentirosa».

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