Las típicas fuentes de Iruñea con forma de león están siendo «adoptadas» para que no desaparezcan
«¡Salva nuestras fuentes! Gora gure iturriak». Este es el lema de la Txistorra Digital para tratar de que no desaparezcan las típicas fuentes de Iruñea con forma de león, ya que bastantes de ellas están siendo sustituidas por otras «más modernas e impersonales».
Iñaki VIGOR
El afán ciudadano por conservar el mobiliario urbano diferenciado de Iruñea ha llegado ahora a esas curiosas fuentes verdes, con forma de león, que desde hace varias décadas vienen adornado numerosos rincones de la ciudad y saciando la sed de los vecinos. La campaña para preservar estas fuentes de su «exterminio» se está expandiendo a través del ciberespacio, ese lugar de nadie convertido en el campo de comunicación de casi todo el mundo. La idea surgió de La Txistorra Digital, una bitácora preocupada por «la conservación de la identidad y el patrimonio de todos los navarros». El responsable de este periódico digital se encontró con una de estas típicas fuentes en el área de servicio de Zuasti. Primero le llamó la atención que estuviera fuera de Iruñea, y luego empezó a fijarse que ese tipo de fuentes estaban desapareciendo de la ciudad y eran sustituidas por otros modelos «universales e impersonales».
A finales del pasado mes de agosto publicó un post en La Txistorra Digital pidiendo ayuda para saber dónde permanecían esas fuentes tan características de Iruñea y tan habituales de ver para los nacidos a partir de la década de los 70. Casi de inmediato, varios bloggers informaron de las ubicaciones de diversos leones verdes desperdigados por la ciudad. Finalmente, se decidió que cada cual enviase una foto de su fuente favorita, y la adoptara de forma testimonial, a la siguiente dirección de correo electrónico: txistorradigital@gmail.com.
De momento, ya disponen de 43 fuentes inventariadas, de las que nueve han sido adoptadas por diversas personas. Una de ellas es el director del Planetario de Iruñea, Javier Armentia, que ha «adoptado» la fuente que se encuentra justo al lado de su lugar de trabajo. «Es una idea que ha surgido en plan gracioso, pero curiosamente ha traído consigo una cuestión de fondo, y es que ni siquiera hay un inventario de cuántas fuentes de éstas quedan en la ciudad. Como los políticos no se sacan fotos con ellas, nadie se acuerda de estas fuentes», comentaba Armentia en tono irónico.
Referencia al escudo de la ciudad
La cabeza de león que caracteriza a estas clásicas fuentes de Iruñea es una referencia al escudo que dispuso en el año 1423 el rey Carlos III El Noble, cuando otorgó el Privilegio de la Unión para convertir los antiguos burgos medievales en un solo municipio. El león es símbolo de vigilancia, autoridad, magnanimidad y soberanía, y el color verde de estas fuentes fue escogido como referencia a la bandera de Iruñea.
La documentación sobre este olvidado mobiliario urbano es muy escasa. Se sabe que eran fabricadas por la histórica Casa Sancena, pero esta firma cerró en 2006. No se conoce cuántas se colocaron ni cuántas han desaparecido, pero La Txistorra Digital ha constatado que en poco tiempo han sido retiradas varias situadas en lugares como el Paseo de Sarasate, Plaza de San Nicolás o la confluencia de la calle Azella con la calle La Rioja, en el barrio de Iturrama. «Otras no se han repintado desde que Balduz era alcalde y están oxidadas y hechas una porquería. Por contra, nos hemos llevado la alegría de saber que en el Rincón de la Aduana han puesto una», informa el responsable de La Txistorra Digital, que prefiere no revelar su identidad «para evitar represalias».
Otra cuestión que se plantea tiene que ver con el peculiar diseño de estas fuentes, que representan al león echando agua por su boca y con una especie de gorro de káiser germano rematado por una empuñadura que recuerda a una alcachofa.
No se sabe si este diseño, que probablemente fuera exclusivo para el Ayuntamiento de Iruñea, era propiedad de la empresa Casa Sancena o es propiedad municipal. «En este segundo caso -afirma el impulsor de la campaña de concienciación-, no hay excusa para no utilizar este modelo de fuente en las nuevas urbanizaciones iruindarras».
Como curiosidad, informa de que hace unos cuantos años una persona intentó comprar una de estas fuentes y le pedían 100.000 pesetas de las de entonces. Tal como se está poniendo la crisis, no es de extrañar que estas robustas figuras metálicas acaben tan cotizadas como los cables de cobre.