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La espiral infernal alcanza de lleno al hotel internacional de Islamabad

Al menos 60 personas murieron y 200 resultaron heridas al estallar un camión-bomba conducido por un kamikaze en el hotel Marriot, uno de los más frecuentados por los occidentales en la capital de Pakistán, Islamabad. El atentado coincide con los ataques diarios del Ejército estadounidense en Afganistán contra objetivos en suelo paquistaní.

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GARA | ISLAMABAD

Al menos 60 personas murieron Y 200 resultaron heridas ayer en un atentado suicida devastador con un camión-bomba contra uno de los más renombrados hoteles de la capital de Pakistán, Islamabad, uno de los mayores ataques del islamismo armado, que se han saldado con más de 1.200 víctimas mortales en lo que va de año.

Poco después de las 8 de la tarde, el camión-bomba, conducido por un kamikaze, explotó delante de las barreras de seguridad del Marriot, uno de los hoteles más lujosos de la ciudad perteneciente a una cadena estadounidense y que alberga a muchos extranjeros.

El balance de víctimas era provisional, ya que «muchas personas están atrapadas bajo los escombros del hotel», explicó un oficial de policía, que advirtió de que el establecimiento, cuya mayor parte estaba en llamas, podría derrumbarse.

Un fotógrado de AFP pudo ver los cuerpos mutilados de al menos una veintena de personas a la entrada del hotel atacado.

Las imágenes de televisión mostraban a heridos ensangrentados y con la mirada ida en los alrededores del establecimiento, en pleno centro de la capital paquistaní.

La bomba era de tal potencia que destrozó las ventanas de las casas en un diámetro de un kilómetro y abrió un inmenso boquete en el suelo.

Según varios testimonios, clientes en llamas saltaron desde la tercera y cuarta plantas del hotel al vacío.

Reiterado objetivo

El hotel Marriot había sido objetivo de varios ataques en el pasado, el último el año pasado y que se saldó con dos personas muertas. Uno de los hoteles más frecuentado por la comunidad internacional en Islamabad, tenía unas medidas de seguridad draconianas. Los vehículos que pretendían acceder debían sortear imponentes barreras metálicas. El propietario del Marriott expresó a los medios su «profunda consternación» por lo sucedido. «Lamento la muerte de tantos guardias de seguridad (los principales afectados). Por suerte, el vehículo no pudo penetrar en el hotel», subrayó.

Víctimas extranjeras

Fuentes policiales confirmaron que entre las víctimas mortales se hallaban extranjeros. Los hospitales de la ciudad, que trataban de atender a los cientos de heridos, decretaron el estado de emergencia.

El atentado coincide con ataques prácticamente diarios del Ejército estadounidense en Afganistán contra objetivos en las provincias occidentales de Pakistán, que Washington considera ahora refugio de Al Qaeda.

Estos ataques, combinados con la ofensiva del Ejército paquistaní, se han saldado hasta ahora con miles de víctimas mortales, buena parte de ellas civiles, y con el éxodo masivo de población de estas zonas.

Horas antes del atentado, sendas emboscadas contra el Ejército paquistaní se saldaron con una decena de muertos.

El atentado silenció el estreno de Zardari ante el Parlamento

Escasas horas antes del atentado, el nuevo presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari daba su primer discurso ante el Parlamento. En su alocución, Zardari lanzó un guiño a la oposición al promover la reducción de los poderes presidenciales de los que se arrogó su antecesor, Pervez Musharraf.

Falta le harán a Zardari más guiños, toda vez que cuenta con una mayoría muy exigua y frágil. Y es que Zardari, viudo de Benazir Bhutto, llegó al poder sin pasar por las urnas y en un claro intento de garantizarse su impunidad frente a las acusaciones de corrupción que pesan sobre él. No hay que olvidar que fue el propio Musharraf quien le amnistió.

Zardari, que el próximo martes será recibido en Washington por el inquilino de la Casa Blanca, George W. Bush, reiteró el latiguillo de que «no toleraré» nuevas violaciones de la soberanía territorial por parte de EEUU. Poco caso le ha hecho este último país, que castiga a diario a ciudadanos paquistaníes. No es extraño que el impopular Zardari sea visto como el hombre de Washington. GARA

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