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Fede de los Ríos

Malditos demagogos vendidos al patrón

Qué va a pasar con las decenas de miles de ciudadanos y ciudadanas a los que el Estado ha arrebatado los derechos fundamentales de lo que dicen es una democracia formal. No pueden formar partidos, votar ni ser votados, reunirse o manifestarse. Una ley de leyes, una constitución monárqui- ca en lo político y liberal en lo económico, ejerce de jaula para la población adocenada y sumisa. Quien se manifieste contra este corsé asfixiante no tendrá cabida en ninguna institución, así lo ha manifestado el portavoz del Gobierno de España. El coro de jueces, al unísono como niños cantores de Viena, han dicho amén. La voz de su amo, -televisiones, radios y periódicos-, han mostrado su regocijo al arrebatar la ciudadanía a los violentos.

Franquistas y socialdemócratas, como antaño, compitiendo en el ejercicio de la represión, ambos liberticidas con experiencia. Gestores ambos de un Estado para mayor gloria del Capital. ¿De verdad que aún hay alguien que piensa que podemos estar cómodos en España? ¿A qué se refieren? ¿A reformas en los centros penitenciarios? ¿Celdas individuales con derecho a televisión?

Decenas de vascos condenados a décadas de cárcel por acusaciones grotescas e infundadas ¿y cuál es el actuar del lehendakari? Mandar postales a Estrasburgo al tiempo que ordena a su Policía reprimir las protestas de los que padecen la injusticia.

La situación se está volviendo insoportable en algunos sectores de la población vasca. Resulta difícil asistir impasible ante el sufrimiento de decenas de familias que ven cómo los suyos son condenados a largos años de cárcel por la defensa de sus ideas, cuando los miembros del GAL y sus organizadores gozan de libertad y prebendas, mientras torturadores son ascendidos en el escalafón y pagados con dinero público. Algunos dicen que es menos malo que en el Gobierno esté el PSOE que el PP. Viene a mi memoria la canción «Malditas elecciones» de Chicho Sánchez Ferlosio:

Menudos de demagogos/ con sus perros de presa/ jugando como siempre/ al palo y la promesa/ malditos socialistas/ vendidos al patrón/ jugando con nosotros/ al gato y al ratón.

Nos habéis traicionado/ sin ninguna vergüenza/ nos habéis desterrado/ y matado también...

Habrá que echar la cuenta/ de tantas injusticias/ la cuenta de la sangre/ y de la libertad. Qué razón tenía.

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