Al menos 29 civiles murieron ayer en el fuego cruzado entre fuerzas gubernamentales y la guerrilla islamista en Mogadiscio. Una primera andanada de obuses de mortero lanzados por los islamistas contra las bases de la fuerza de la Unión Africana en los barrios de K-4 y Jazeera cayeron sobre viviendas vecinas, dejando un saldo de diez personas muertas, incluida una madre y sus cinco hijos.

Horas más tarde, una segunda andanada de morteros, lanzada esta vez por las fuerzas gubernamentales, cayó sobre el gran mercado de Bakara y sobre el barrio de Howlwadag. En este último enclave el ataque mató a nueve civiles, entre ellos tres niños. En el mercado de Bakara los testigos certificaron al menos otros seis cadáveres.

Mogadiscio es teatro de una guerra cada vez más abierta desde la invasión del Ejército etíope que derrocó a la Unión de Tribunales Islámicos, que habían conseguido pacificar el centro y sur del país, que sufría una guerra civil desde 1991.

La ONU ha alertado de que 3,2 millones de somalíes, alrededor del 40% de la población, necesitarán ayuda humanitaria antes de que acabe el año.