El G-7 elogia la intervención de EEUU pero ningún otro país la secunda
Los estados del G-7, que agrupa a los más industrializados del mundo, han dado la bienvenida a las medidas de Estados Unidos para sostener los mercados financieros y se han comprometido a proteger el sistema financiero internacional. Sin embargo, ningún otro Estado prevé adoptar planes similares, como había pedido el secretario del Tesoro de EEUU, Henry Paulson.
GARA |
Los países del G7, que además de Estados Unidos incluye a Alemania, Japón, Italia, Estado francés, Gran Bretaña y Canadá, dieron una «fuerte bienvenida» a las medidas extraordinarias puestas en marcha por EEUU para estabilizar los mercados financieros y, especialmente, acabar con la deuda «dañina» que están desestabilizando a las entidades financieras, aunque ninguno de estos países se mostró dispuesto a sumarse a las medidas de Washington, tal y como había demandado el secretario del Tesoro, Henry Paulson.
El Congreso de EEUU dará luz verde en los próximos días al plan de rescate financiero de 700.000 millones de dólares, en la mayor intervención del Gobierno desde la Gran Depresión y a la que también podrán acogerse entidades extranjeras.
El ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbrück, que mantuvo una ronda de consultas con los ministros de Economía y los gobernadores de los bancos centrales de los diferentes países miembros del grupo, indicó que ningún otro país había expresado su intención de poner en marcha medidas similares, aunque destacó la importancia del plan estadounidense.
Asimismo, el G7 reiteró su compromiso para «adoptar cualquier medida que pueda ser necesaria, individual o colectiva para asegurar la estabilidad del sistema financiero internacional». El grupo considera «crítica» la falta de liquidez de los mercados y respaldó las acciones coordinadas de los principales bancos centrales mundiales para apoyar a los bancos en este problema. «Nos comprometemos a reforzar la cooperación internacional y hacer frente a los desafíos en marcha en la economía global y los mercados mundiales y mantener una mayor cooperación entre los ministros de Finanzas, los bancos centrales y los reguladores», señaló.
El Gobierno alemán rechazó la puesta en práctica de un plan de rescate para el sector financiero similar al anunciado por las autoridades estadounidenses, según confirmó el portavoz del Gobierno alemán, Ulrich Wilhelm, que destacó que «existen diferencias en responsabilidades y efectos».
Por su parte, el portavoz del ministro de Economía británico, Alistair Darling, apuntó que «no se está trabajando en una resolución del estilo del plan adoptado en EEUU».
Bruselas celebra el plan
La Comisión Europea también celebró las medidas de urgencia adoptadas por EEUU pero consideró que la UE, más que poner en marcha iniciativas similares, debe tratar de aprobar cuanto antes los cambios regulatorios ya previstos. Precisó que la adopción de hipotéticas medidas de urgencia para combatir la inestabilidad corresponde a los Estados miembros y no al Ejecutivo de la UE.
Tanto el portavoz jefe del ejecutivo comunitario, Johannes Leitenberger, como el portavoz de Mercado Interior, Oliver Drewes, incidieron en que la Comisión sigue adelante con el plan de reforma del marco regulatorio acordado por los Veintisiete hace más de un año, tras el estallido de la crisis de las hipotecas de alto riesgo, con el fin de mejorar los mecanismos de supervisión del sector financiero.
Ayer la bolsa de Nueva York cerró con un descenso del 3,28%, por la incertidumbre sobre la eficacia del plan de rescate.
Tras las nacionalizaciones y las medidas para emplear dinero público en los activos dañados de la banca, el Gobierno de EEUU continúa con sus acciones de apoyo a las entidades privadas de forma que los dos últimos grandes bancos de inversión estadounidenses, Goldman Sachs y Morgan Stanley, cambiarán su modelo de negocio y pasarán a estar controladas por la Reserva Federal (Fed). La Fed aprobó ayer su transformación inmediata en bancos comerciales sin aplicar el período habitual de espera de cinco días.
Ambas entidades podrán así acceder a los fondos de emergencia de esta institución. Asimismo, la Fed autorizó a la Reserva Federal neoyorquina a extender el crédito a las filiales londinenses de Goldman Sachs, Morgan Stanley y Merril Lynch. Según el consejero delegado de Goldman Sachs, Lloyd C. Blankfein, «bajo la supervisión de la Fed, Goldman será considerada como una institución aún más segura, con un balance excepcionalmente limpio y una mayor diversidad de fuentes de liquidez».
La transformación supone la extinción de la especie formada por los grandes bancos de inversión independientes, así como el cierre definitivo a un modelo de negocio que ha definido Wall Street durante décadas. Sin el control del banco central podían asumir más riesgos que los bancos comerciales pero la crisis financiera ha destapado las debilidades de ese tipo de entidades y, con la venta masiva de sus acciones, los inversores han dejado claro que ya no confían en la viabilidad de su modelo de negocio. La salida encontrada para Goldman y Morgan no recabó excesivo entusiasmo entre los inversores, pero sí recibieron con agrado la inyección de capital apalabrada con Mitsubishi UFJ, el mayor banco de Japón, que comprará entre el 10% y el 20% de Morgan.
El presidente de EEUU, George W. Bush, apremió al Congreso a acelerar la aprobación del plan para intervenir en los mercados advirtiendo sobre «perjuicios a empresas y propietarios de viviendas». Pero los líderes demócratas prefieren tomarse su tiempo, aunque comparten las líneas fundamentales. Ayer rechazaron «dar 700.000 millones de dólares a, virtualmente, un individuo sin ningún tipo de rendición de cuentas», en referencia al secretario del Tesoro, Henry Paulson. Su contrapropuesta prevé crear un comité de supervisión; que el Gobierno reciba acciones de las empresas a las que ayude y un tope a los salarios de sus directivos.