ZINEMALDIA
Cine negro japonés para días grises
Iratxe FRESNEDA
Cada año durante el Zinemaldia hay un par de días en el que el parón en la llegada de estrellas y la proyección de películas esperadas se hace patente. Las calles parecían ayer desangeladas, tristes, ajenas a lo que sucedía en el festival e invitaban más que nunca a introducirse en las salas oscuras.
Dada la escasez de títulos llamativos en la programación, sugiero os atreváis con la retrospectiva temática «Japón en negro». Y como la prolífica producción de cine de temática criminal japonesa no es demasiado conocida por estos lares que mejor que aprovechar la ocasión. El film noir japonés fue producto de un proceso de importación de géneros cinematográficos y literarios principalmente americanos. Sin embargo, los cineastas japoneses dejaron parte de su identidad en las cintas: el sentido del honor del gángster, la paciente labor investigadora del policía, el tormento del criminal marginado o el retrato de una sociedad sumida en el caos de la posguerra. Motivos que expresaban las inquietudes y ansiedades de su sociedad.
Desde películas de jugadores (bakuto) de la época muda hasta el auge del cine de gángsters tras la II Guerra Mundial, cineastas como Kurosawa o Imamura o destacados directores de la modernidad japonesa han usado las intrigas criminales para crear filmes subversivos y muy personales. En esta retrospectiva elaborada con esmero se presta especial atención a ese momento de esplendor del yakuza eiga que fue la década de los 60, con una enorme producción de cintas sobre gángsteres heroicos y solitarios; y a la de los 70, cuando el yakuza eiga se volvió más realista. Pero «Japón en Negro» ofrece otras expresiones del film noir: el melodrama criminal o las aventuras de duros detectives en la más pura tradición hard boiled, así como la llamativa revitalización que vive el género desde los 90.
Aún queda mucho Japón por ver en los cines.