GARA > Idatzia > > Eguneko gaiak

ANÁLISIS Límites y potencialidades de los foros sociales

Otro mundo es posible, pero para ello es necesaria otra agenda

El artículo analiza las fortalezas y las debilidades del Foro Social Europeo basándose en el que se ha desarrollado el fin de semana pasado en el norte de Suecia. Entre las fortalezas está el dinamismo y la participación de miles de activistas. Entre las debilidades, las dificultades para establecer una agenda clara.

forum_inaki.jpg

Iñaki SOTO Enviado especial al Foro Social Europeo en Malmö, Suecia

LEl Foro Social Europeo (FSE) desarrollado entre los días 17 y 21 de este mes en Malmö, al norte de Suecia, ha reunido a miles de activistas de la anti-globalización y de la alter-globalización provenientes de todo el continente. Tras las reuniones de Florencia (2002), París (2003), Londres (2004) y Atenas (2006), Suecia fue el lugar elegido para llevar a cabo este encuentro.

Lo cierto es que la decisión de pasar de hacer un encuentro al año a hacerlo cada dos refleja un cierto agotamiento del modelo de Foro o, cuando menos, la necesidad de repensar el modelo actual.

Tras los exitosos encuentros de Londres y Grecia el comité sueco tomó el relevo forzado ante la falta de otras candidaturas y con las fuerzas justas. Eso se ha dejado notar en el Foro, víctima de problemas organizativos que han puesto la fama de grandes organizadores de los nórdicos en entredicho. Por ejemplo, la decisión de dispersar los seminarios en diferentes lugares y no publicitar los participantes de cada encuentro supuso que nadie supiera qué era lo que se iba a encontrar al asistir a esas reuniones. Era imposible saber si el debate al que se acudía lo iban a protagonizar políticos, activistas de base o intelectuales, si se trataba de torturados o juristas, de emigrantes o expertos en migración, de sindicalistas o economistas.

Asimismo, con la excepción de algún seminario el último día, de la manifestación central y de algún área concreta -como la organizada y protagonizada por la comunidad latinoamericana- los participantes han estado dispersados en decenas de locales y no han conseguido dar una imagen nítida y compacta del encuentro, de su fuerza y sus potencialidades.

Pero los problemas no se pueden achacar a los organizadores de este Foro en concreto. Lo cierto es que el modelo mismo de Foros está a debate tanto a nivel continental como mundial. Internamente, activistas e intelectuales tan relevantes como el filipino Walden Bello han puesto ya este debate sobre la mesa.

La tradicional burocracia asociada a las estructuras políticas clásicas -instituciones, partidos o sindicatos- se ha suplantado por una metodología que garantiza cierto grado de asamblearismo, pero que supone a su vez un fuerte corsé. Uno de los problemas derivados de este sistema es que ciertos políticos, sindicalistas, liberados o académicos tienen una gran ventaja a la hora de cumplir con esa metodología y una justificación para bloquear ciertos temas o decisiones. Ese método premia la participación pero no garantiza la representatividad, con lo cual personas que en sus respectivos colectivos o pueblos no tienen un papel político o social central pueden ejercer cierto derecho a veto sobre otras estructuras más activas y socialmente representativas.

Por otro lado, el Foro es un gran escaparate para la luchas que diferentes colectivos desarrollan durante el resto del año. Por eso el objetivo de muchos de los participantes no es otro que hacer visible su reivindicación.

Un militante tamil hizo explicito este punto en Malmö tras una intervención en un debate denunciando la situación de su pueblo, al terminar su denuncia con un lacónico «soy consciente de que existen otras realidades también graves en otros pueblos, que todos los presentes conocen los datos que he planteado y que se han solidarizado con mi pueblo, pero mi labor aquí consiste en repetirla». La humildad y la sinceridad se agradecieron entre tanto lobbysmo disfrazado de interés por las desgracias ajenas.

En los seminarios se plantearon experiencias, casos concretos y denuncias de situaciones complejas o directamente graves. Todos esos relatos han conformado un mosaico de la opresión y de la resistencia a la misma, pero se ha echado de menos una mayor profundización en las alternativas. El problema es que a la pluralidad de problemas se asocia una pluralidad todavía mayor de soluciones y ese hecho paraliza en cierta medida la adopción de medidas concretas, evita establecer prioridades y marcar una agenda clara.

La gravedad de situaciones como la que viven los palestinos o la de Colombia, el resurgir de la izquierda en Latinoamérica y la emergencia de un nuevo modelo en algunos de esos países o la implicación de algunas de las estructuras presentes en el foro en algunos de los problemas denunciados -como las perspectivas socialdemócratas, la institucionalización de partidos y sindicatos o el chauvinismo y el hegemonismo que se esconde tras ideologías supuestamente cosmopolitas-, hacen que a menudo los problemas de Europa queden en un segundo plano.

Además de los problemas clásicos como el militarismo y el atlantismo, la cuestión nuclear y energética, los tratados de libre comercio y la mundialización de los mercados y las mercancías, la construcción de instituciones y normas democráticas en el continente y la posición de las instituciones europeas al respecto, las diferentes periferias europeas han copado la mayoría de análisis al respecto. Las fronteras y las relaciones con Rusia, con participantes de Ucrania o Bielorrusia entre otros, la situación política en Turquía y especialmente la de los kurdos o la desintegración del modelo nórdico de bienestar han sido algunos de los temas tratados desde esa perspectiva.

Al margen de eso, sigue siendo más fácil denunciar situaciones que ocurren a miles de kilómetros de nuestras casas que hacerlo en cuestiones que nos involucran directamente.

El caso vasco entra en esa categoría. Sin embargo, la «diplomacia de los suburbios» -por las condiciones, no por el nivel- que realizan en este tipo de encuentros algunos de los activistas vascos da sus frutos y el grado de interlocución es alto y fluido. Desde europarlamentarios hasta dirigentes de partidos políticos o sindicatos mostraron su preocupación por la situación de excepcionalidad que se da en estos momentos en Euskal Herria y denunciaron la política de exclusión y las vías represivas que utilizan los estados.

Cabe señalar que las fuerzas presentes en estos encuentros representan puntos de vista diferentes y en bastantes puntos claramente divergentes.

Por un lado, la socialdemocracia aparece disfrazada y vigilante, controlando el grado de radicalidad de las denuncias y las propuestas. Por otro lado, simplificando pero expresándolo lo más gráficamente posible, los colectivos y militantes que defienden posiciones más radicales se dividen entre quienes luchan contra el poder establecido y quienes luchan por tomarlo. Los primeros consideran el foro insuficiente por no ser lo suficientemente radical y los segundos lo ven insuficiente por no ser lo suficientemente efectivo. Esa es otra de las luchas soterradas y uno de los elementos del debate sobre el modelo del Foro.

Mientras tanto, los defensores del sistema político y económico actual siguen renovando su discurso.

Esta misma semana la revista «The Economist», baluarte del pensamiento liberal y del capitalismo que evidentemente no se ha hecho eco del FSE, publica un informe especial sobre la globalización. El sistema capitalista parece al borde del colapso, especialmente en medio de la grave crisis financiera que lo asola. La receta de los expertos neoliberales, expuesta en esa revista, es más capitalismo y más globalización. China e India, entre otros, aparecen como modelos por desarrollar una clase de capitalismo aún más globalizador. Brasil y Rusia, por el contrario, aparecen como potencias emergentes pero en cierta medida atadas a la idea de que el desarrollo económico debe llevar parejo un desarrollo político de esos países. Según expresan gráficamente en ese número de «The Economist» esa profundización en el modelo económico y político actual debe de darse «a pesar de que los políticos podrían sentirse más cómodos en un mundo en el que lo que era bueno para General Motors era bueno para América» -se supone que se refieren a los EEUU- pero eso supone más «proteccionismo y anticuadas prácticas de trabajo». Es más, llega a plantear que las firmas «multinacionales» pueden promover cambios en favor de la tolerancia en la cultura y la política de ciertos países, pese a las reticencias de los gobiernos. Desde esa perspectiva, el problema no es el capitalismo, sino el «mal capitalismo». Esa es la base del nuevo discurso neoliberal.

Parece evidente que los foros, a pesar de sus límites, suponen un contrapeso a ese discurso y ejercen cierta presión sobre quienes pretenden que el mundo no cambie o, como mucho, que tan solo cambie su forma pero no su fondo.

Por lo tanto, cabe concluir que a pesar de las dificultades, los Foros Sociales, tanto los continentales como los mundiales, cumplen esa función de denuncia y establecen una lista de problemas asociados al sistema actual. La cuestión es que el ejercicio de declamar las injusticias de este mundo debe ir acompañado de un modelo alternativo y de una agenda. Para lograr eso no sólo es necesario reivindicar ese otro mundo, sino construir instrumentos políticos efectivos que ayuden a ello.

Esa sigue siendo la gran apuesta de las fuerzas del cambio que se dieron cita en Malmö y que ya están convocadas para el próximo Foro Social Mundial que se celebrará el año que viene Belem (Brasil).

manifestación

15.000 personas participaron en la manifestación que recorrió Malmö el sábado. La noche anterior había habido enfrentamientos entre manifestantes anarquistas y la Policía sueca. La presencia policial fue muy grande durante los cuatro días.

Actividades

Más de 6.000 personas participaron en los diferentes seminarios y debates organizados en el FSE. Asimismo, se organizaron cientos de actividades culturales, desde conciertos hasta presentaciones de libros o documentales.

participantes ilustres

Fue imposible saber qué participantes ilustres pasaron por Malmö. Entre los que no acudieron están Piedad Córdoba o Toni Negri. Sí estuvieron Samir Amin, Susan George y Michael Hardt. La charla de este último fue la más multitudinaria.

Area latinoamericana

El área latinoamericana fue una de las más activas. No en vano en los países nórdicos y viven miles de exiliados políticos chilenos, argentinos y uruguayos, entre otros, que además de ejercer de diaspora militan en partidos de esos países de acogida.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo