Un terremoto sacude el sureste de Kirguistán y deja al menos 74 muertos
Los equipos de emergencia continuaban ayer con las labores de búsqueda de supervivientes del terremoto que en la medianoche arrasó la aldea montañosa de Nura, en el sur de Kirguistán, matando al menos a 74 personas, entre ellas 41 niños, según el último balance. Las autoridades advirtieron de que el número de víctimas mortales podría aumentar ya que 128 viviendas quedaron completamente destruidas.GARA |
Poco después de la medianoche de ayer un terremoto de 6,8 grados en la escala de Richter sacudió el sur de Kirguistán, acabando con la vida de al menos 74 personas y destruyendo completamente decenas de viviendas en una zona del país centroasiático fronteriza con Tayikis- tán y China. El seísmo dejó prácticamente destruida una aldea montañosa, por lo que las autoridades locales temían que el número de víctimas mortales pudiera aumentar con el paso de las horas. Entretanto, continuaban las labores de rescate, mientras que Rusia ya anunció el envío de ayuda.
Además de los muertos -cuya cifra facilitó el Ministerio de Sanidad-, el terremoto ocurrido en la provincia de Osh, región de Alai, dejó un centenar de heridos y unos 128 edificios completamente destruidos, así como importantes daños en carreteras y otras infraestructuras. El Ministerio de Emergencias concretó que, aunque en el epicentro el temblor alcanzó los 8 grados (según la escala sismológica regional), en Osh fue de 6 grados, en Batken de 5,6, y en Bishkek, la capital, sólo de 3,5.
«La operación de rescate en el lugar de la tragedia continúa y la cifra de muertos no es definitiva», indicó un portavoz del Ministerio de Sanidad a la agencia rusa RIA Novosti. Entre los fallecidos hay 30 niños menores de siete años, once en edad escolar y doce ancianos.
Según las autoridades, el terremoto destruyó la localidad de Nura, donde vivían 940 personas en 211 casas -construidas con arcilla y paja-, a donde el Gobierno y el Ejército enviaron equipos de rescate y médicos adicionales. El viceministro de Emergencias, Turatbek Junushaliev, señaló a la agencia de noticias de la ONU, IRIN, que en Nura «no hay ni electricidad ni agua» y que «en algunas partes, la carretera que lleva a la localidad está destruida».
El epicentro del terremoto -que se sintió a última hora de la tarde del domingo en Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, la zona más densamente poblada de Asia Central- se localizó precisamente en esa aldea, situada a 76 kilómetros del centro médico más próximo y ubicada en un área en la que son frecuentes los seísmos.
El ministro de Emergencias, Kamchybek Tashiev, que se desplazó al lugar para coordinar las tareas de rescate y la atención médica, declaró que en Nura hay «128 viviendas completamente destruidas, 60 personas fallecidas y unas 100 heridas, algunas de gravedad». «La elevada altura y la desolación de la aldea de Nura (...) complican de forma significativa las operaciones de rescate y el envío de ayuda humanitaria a la zona donde están las víctimas. La localidad ha sido borrada de la faz de la tierra», subrayó el ministro.
Un portavoz del Ministerio de Sanidad aclaró que la búsqueda de supervivientes sigue, mientras los sismólogos advierten de posibles réplicas.
Primeras medidas
El presidente kirguís, Kurmanbek Bakiev, canceló su agenda de hoy, que será día de luto nacional, para visitar las zonas afectadas, según su portavoz. Mientras, su Gobierno anunció que destinará dos millones de soms -40.777 euros- a los familiares de los fallecidos y a los heridos como consecuencia del fuerte terremoto.
Además, el Ejecutivo ha decidido tomar medidas para reconstruir las casas destruidas, así como enviar a la zona afectada 100 tiendas de campaña de invierno y generadores de electricidad. En esta época, la temperatura mínima puede llegar allí a los 25 grados bajo cero.
El primer ministro kirguís, Igor Chudinov, indió que ya se habían transportado a la zona algunos suministros y que las autoridades locales enviaron 100 tiendas, 100 estufas, combustible y medicamentos. Chudinov recalcó que «la situación está bajo control», aunque en Nura no es posible, de momento, la comunicación telefónica.
Por su parte, el presidente de Rusia, Dimitri Medvedev, ordenó ayer a su Ministerio de Emergencias que preste ayuda a Kirguistán, según el Kremlin.
El viceministro de Emergencias señaló que su Ministerio celebró en Bishkek una reunión urgente del grupo REACT, integrado organizaciones de donantes y ONG nacionales e internacionales para coordinar la atención a las víctimas. «Necesitamos generadores, alimentos, ropa de abrigo, sábanas y kits de higiene personal», resaltó Junushaliev.
Horas después del terremoto registrado en Kirguistán, otro fuerte terremoto de 6,6 grados en la escala Richter y con epicentro en el distrito tibetano de Damxung, una zona poco poblada situada a 84 kilómetros al oeste de la capital, Lhassa, se cobró la vida de al menos treinta personas y causó decenas de heridos, dejando muchos más sepultados bajo los escombros. Las víctimas se encontraban cerca del epicentro, en Gedar.
«Varias personas resultaron heridas y varias viviendas se derrumbaron en el epicentro, cerca de la localidad de Ningzhong. Estamos tratando de conocer el número exacto», aseguró el director del Departamento Sismológico Regional de Tíbet, Zhu Quan.
El temblor, que se produjo a sobre las 10.30, hora de Euskal Herria, se prolongó durante un minuto, registrándose hasta quince réplicas de entre 3 y 4.1 grados, y derribó numerosas casas. Un miembro del Gobierno aseguró que todavía «hay personas bajo los restos derruidos de los edificios» y añadió que el tráfico y las telecomunicaciones quedaron interrumpidas. Soldados y equipos médicos fueron desplazados a la zona de forma inmediata.
El seísmo se dejó sentir en Lhasa, la capital tibetana, aunque allí no ha provocó daños.
Otro terremoto, de magnitud 5,7 afectó a la región musulmana de Xinjiang a primera hora de ayer, sin que se registraran víctimas pero sí daños en 220 viviendas.
China se ve afectada regularmente por estos fenómenos. El pasado 12 de mayo, un terremoto de 8 grados sacudió la provincia de Sichuán y se saldó con decenas de miles de muertos y desaparecidos.