Apenas el fútbol había comenzado a dar sus primeros pasos y el Real Unión ya había ganado dos Copas al Real Madrid. Fue en las ediciones de 1918 y 1924, cuando los irundarras eran uno de los grandes de este deporte. El devenir histórico derivó en trayectorias diametralmente opuestas, pero ambos conjuntos volverán a verse las caras más de ocho décadas después.

Será el próximo día 29 en el Stadium Gal, que se vestirá de gala -gradas supletorias incluidas- para recibir a los merengues en los dieciseisavos, tal y como determinó el caprichoso bombo copero. Después de competir de manera consecutiva durante las últimas ediciones del torneo del KO, por fin le tocó el gordo al que todavía es el séptimo club más laureado del Estado español.

A estas alturas, un buen número de aficionados ya se estarán afanando en hacerse con una entrada para tan histórica eliminatoria -lo de menos será la diferencia deportiva entre ambas entidades-, que generará unos ingresos que vendrán de perlas a las «maltrechas» arcas del Real Unión, como reconoció su presidente, Ricardo García.

Tampoco el Portugalete salió mal parado de la lotería copera. No se cruzará con ninguno de los dos grandes, pero no se puede despreciar que le cayera en suerte el último campeón copero y actual líder liguero, el Valencia. Los chés, que ya estuvieron el año pasado por tierras vascas cuando visitaron precisamente al Real Unión, serán el primer rival de Primera al que se enfrentan los portugalujos en su reciente historia.

La cita obligará a trasladar el compromiso a otro estadio con mayor aforo -seguramente Lasesarre- y los jugadores portugalujos recibirán un suculento premio, como confesó su presidente, Amable Martín.

«La única vía»

El Recreativo será quien se cruzará en el camino del Athletic en una competición que siempre reviste especial importancia para los rojiblancos, como reconoció Joseba Etxeberria. «Siendo objetivos, hoy día la única vía para volver a ser campeones es a través de la Copa, y por eso debe ser un torneo prioritario para nosotros», indicó.

Respecto al rival en suerte, ante el que empataron a uno en el Nuevo Colombino en la cuarta jornada y al que han eliminado en las dos ocasiones anteriores en que se enfrentaron, el de Elgoibar reconoció que «está pasando por problemas» -esta semana se destituyó a Zambrano-, pero se mostró preocupado por el orden de la eliminatoria, ya que «normalmente todo se decide en el segundo partido».

Por otro lado, el veterano jugador adelantó que estará a disposición del míster para el compromiso ante el Barcelona. «Estoy contento por cómo ha evolucionado el tobillo, he aumentado la carga de trabajo y espero incorporarme al grupo a principios de la próxima semana», vaticinó.

El verdugo de los rojillos

El que menos suerte tuvo fue Osasuna, aunque a su favor cuenta con que la vuelta se jugará en El Sadar. A los navarros les tocó el Getafe su auténtico verdugo de los últimos tiempos, aunque ello también imprime un carácter especial a la eliminatoria.

En Copa, el conjunto madrileño fue apeado a manos de los rojillos la temporada que se llegó a la final ante el Betis. Los azulones se tomaron cumplida venganza hace dos campañas en cuartos de final, tras endosar un contundente 3-0 en la ida jugada en el Alfonso Pérez.

El técnico osasunista, José Ángel Ziganda, calificó de «muy igualada» la eliminatoria, a la par que añadió que se va a resolver «en la vuelta, y a ver si nos la podemos llevar nosotros». El de Larraintzar reconoció que el equipo tiene ganas de resarcirse de la pronta eliminación copera del año pasado.

Sin embargo, la escuadra navarra no tendrá muchas opciones si sigue con su sequía goleadora y con los mismos errores de última hora, como volvió a corroborar ayer ante el Toulouse. Osasuna cayó 0-1 en dicho partido amistoso, tras encajar un gol en el minuto 88 y fallar varias oportunidades en la primera parte.