La Real busca reaccionar ante el Xerez en un encuentro en cuya víspera destacaron unas palabras de Lillo sobre el comentario de un periodista, que señaló que los jugadores hicieron la cama a Badiola en Sevilla. Frase cuyo origen el diario del grupo en el que trabaja ese periodista atribuyó al entorno del Consejo.

Por eso llama más la atención esta frase del míster: «Donde se inició es donde se tendrá que parar a pensar, no donde se dice. ¿Cómo vas a intentar echar a alguien a través de perder? Conociendo el marco en el que estamos, sería al revés. Si ganamos mucho es la única posibilidad de que alguien quiera entrar. Si queremos echar al presidente no hay que parar de ganar, no porque se le eche, sino porque sabemos cómo somos las personas. Alguien ha dado un paso al frente en su momento porque estaba desierto. Empiezas a arreglar la situación económica y deportiva y verás cómo entra gente que en el éxito se quiere meter. Todo lo contrario si las cosas van mal, no quiere entrar ni dios. De ser, es al contrario y lo hemos vivido aquí. Cuando no hay para nada todo dios se da andana».

Una reflexión en la que acierta en una parte porque conoce el deseo del vestuario de salvar a la Real desde el campo con victorias, con la esperanza de que alguien lo haga desde fuera sustituyendo al Consejo; aunque se equivoca en otra por su desconocimiento, ya que el año pasado estaba en Salamanca y no seguía de cerca lo que pasaba en la Real. Por muy mal que estuviera el tema había gente que quería seguir, pero le obligaron a irse por el seísmo que provocó Badiola en colaboración con el DV. Y había gente que quería entrar, pero nadie podía competir con una persona que prometía que iba a traer de China 15,5 millones de ingresos anuales por venta de camisetas y que su empresa iba a fichar y pagar en caso de no subir a jugadores de primerísimo nivel. Si Badiola no llega a aparecer o a presentarse, la Real tendría Consejo y probablemente estaría en Primera porque esa inercia llevaba cuando entró.

Los más afectados

Pero lo importante es que dejó claro que, en su divorcio con el Consejo, los jugadores son los más interesados en ganar, como lo han demostrado cuando les han dejado concentrase en las primeras semanas y por eso son los más afectados por los dos últimos partidos tras quince días en los que les han desquiciado.

Como señalaba Lillo, «perder jode, pero perder jugando mal jode más y te deja desarmado anímicamente. Debemos armarnos porque hay partido y ahí tenemos que estar nosotros. Ya veremos qué rápido cambia todo si estamos como tenemos que estar y vamos a Girona a por otras cositas. A ver si tenemos casta para hacerlo».

Añadía que el equipo volvió de Vigo «triste. Perder dos partidos seguidos en tan poco espacio de tiempo es doloroso. No vuelves igual con el empate de Alicante, aunque no estuvimos bien en la segunda parte, porque sabes que ha habido decisiones arbitrales que te han robado algo. Acabas el partido con el Alavés diciendo que no has metido el larguero o alguna otra... En Sevilla y Vigo no te puedes aferrar al resultado porque has perdido ni a nada que te haga sentirte muy bien. Te sientes mal y vienes jodido, pero sólo falta que vengan silbando y cantando. Tienen que venir como debe venir alguien al que le duele perder. Sobre todo, perder así. Se te nota en la cara, no tienes ganas de comer ni de nada».

El entrenamiento a puerta cerrada no dejó grandes novedades. En Zubieta se ejercitó un Xerez que llega tras un buen comienzo con diez puntos. Lillo destacaba además que le gustó en sus dos únicas derrotas contra Salamanca y Córdoba y que no mereció perder. Además, a diferencia de la Real, ha tenido toda la semana para preparar el partido, tiene la moral alta tras ganar bien al Levante y nadie puede esperar un partido fácil hoy. Por eso será importante que Anoeta tenga claro que los jugadores son a lo único a lo que podemos agarrarnos y que, ya que desde dentro no se ponen los medios para que el equipo tenga la mentalización ideal, se le ayude desde fuera.