Consejo político de UPN
UPN se desmarca del PP y le reta a romper el pacto
Tras diecisiete años de pacto férreo con el PP, UPN dio ayer un giro importante a su estrategia. Miguel Sanz sacó adelante su propuesta de abstención ante los presupuestos estatales por una mayoría tan amplia como inesperada -sólo cinco votos en contra- y con un texto en el que UPN reniega de «ser sucursal de un partido estatal o estar supeditada a intereses ajenos». Sanz precisó que se acercan al PSN para marcar la raya entre «constitucionalistas y nacionalistas».
Ramón SOLA | IRUÑEA
El Consejo Político de UPN aprobó ayer, tras tres horas de debate aparentemente sosegado, un texto que marca un antes y un después en su estrategia. Las tesis de su presidente, Miguel Sanz, cosecharon un resultado más abultado del previsto: 163 votos a favor de abstenerse ante la enmienda a la totalidad del PP a los presupuestos, doce abstenciones -entre ellas la del diputado Santiago Cervera- y únicamente cinco noes.
El texto aprobado tiene más enjundia, porque en él se marca distancia con el PP al afirmarse que UPN «no es sucursal de ningún partido estatal ni está supeditada a intereses ajenos», una afirmación que contradice tanto la letra del pacto de 1991 como la práctica diaria del partido navarro durante todos estos años, en los que no se conocen votos discrepantes respecto al PP.
Sin embargo, más clara todavía fue la breve exposición posterior de Miguel Sanz, que en esta recta final de su etapa como líder de UPN ha hecho su maniobra política más sonada. Sanz no ocultó que la fusión con el PP está en peligro, e incluso dio la impresión de sentirse cómodo con esta expectativa cuando manifestó que «si la ruptura se produce, vendrá de la otra parte. En el debate, todos los intervinientes han dejado claro que romper no es voluntad de UPN». Habrá que esperar a ver cuál es la reacción hoy del PP, que en los últimos días había endurecido su posición al máximo en un intento desesperado de impedir el desmarque de su socio navarro.
«La línea divisoria»
En paralelo al distanciamiento con el PP, Sanz explicitó en su comparecencia cuál es el objetivo final que persigue. Aunque en el texto no se aluda a tal cosa, el líder de UPN argumentó que la situación en Nafarroa no es equiparable a la del Estado: «Aquí, la línea divisoria no es, como ocurre fuera de Navarra, entre populares y socialistas; la línea divisoria es entre nacionalistas y constitucionalistas».
Estas tesis han sido transmitidas por Miguel Sanz a Mariano Rajoy en varias reuniones mantenidas en las semanas en que se ha madurado la decisión tomada ayer, la última de ellas una comida anteayer en Madrid, pero el PP siempre ha priorizado otra cuestión: que UPN mantuviera firme la oposición al Gobierno del PSOE. Desde esta clave, y apoyándose en la literalidad del pacto, el equipo de Rajoy siempre ha considerado irrenunciable que los dos diputados de UPN aprobaran su enmienda a la totalidad.
Al respecto, el documento validado por el Consejo Político declara que «UPN considera poco efectivo presentar una enmienda a la totalidad a los Presupuestos Generales del Estado, aun reconociendo que el proyecto es claramente insuficiente para hacer frente a la crisis». Se propone al PP que no la presente y que se trate de corregir el proyecto de Zapatero a través de enmiendas parciales, una oferta que evidentemente Rajoy no va a aceptar, y menos aún después del desplante de ayer.
En los cinco puntos que consta el escrito del Consejo Político hay también claras referencias a que UPN apuesta por mantener sus cotas de poder en Nafarroa, para lo que necesita retener a su lado al PSN.
Sin tensiones
La reunión celebrada por UPN se presentaba como la más tensa desde que en 1995 se produjo la salida del partido del entonces presidente del Gobierno, Juan Cruz Alli, y la escisión de CDN. Sin embargo, las intervenciones no fueron crispadas, según admitió incluso el diputado crítico Santiago Cervera.
La posición de éste es una de las primeras incógnitas a resolver a corto plazo, ya que hasta el momento se había mostrado contrario a desmarcarse del PP. Cervera llegó a la sesión, a las 19.30, remarcando que apostar por la abstención sería «romper el pacto; y no es que lo piense yo, es una evidencia». Pasadas las 22.30, ante la contundencia del resultado, usó otro tono muy diferente. Dijo que hay tiempo para que UPN y PP busquen una salida antes de que los presupuestos se voten el día 23.
A Sanz le preguntaron por Cervera y, evidentemente crecido por el resultado, se mostró despreocupado: «¿Qué va a hacer? ¡Pregúntenselo a él! El partido tiene mecanismos para quien no acate sus decisiones, existe un Comité de Disciplina. Pero no adelantemos acontecimientos». Lo mismo hizo cuando se le planteó si cree que el PP romperá: «Pregúntenme por lo mío, no por lo de los demás».
El diputado crítico entró a la reunión avisando de la ruptura del pacto, pero luego optó por la abstención y a la salida optó por buscar algún acuerdo con el PP.
CLAVES Y REPERCUSIONES DE LA DECISIÓN
Este acuerdo tiene un carácter indefinido. Cada una de las dos partes es libre de rescindirlo, si lo apoyan dos tercios de sus órganos internos. ¿Será el PP quien lo haga?
La decisión no tiene gran efecto en este ámbito. Zapatero ha dejado claras a UPN sus garantías de «estabilidad» en Nafarroa. Y no necesita sus dos escasos votos en Madrid.
Tampoco hay nada nuevo. El PSN apoyará las cuentas de Sanz, pero también lo hizo el pasado año. Y en Madrid Zapatero precisará de otros socios para que las suyas prosperen.
La posición de UPN sí refuerza sus lazos históricos con el PSN, algo debilitados en esta década. El tándem Sanz-Jiménez continúa a los Urralburu-Aizpún o Urralburu-Alli.
La pretensión última de Sanz es clara: blindar el actual estatus, que vio en riesgo en el proceso de negociación e incluso en la opción de que Nafarroa Bai llegara al Gobierno.
La votación sobre las enmiendas a la totalidad contra los presupuestos del Gobierno de Zapatero está prevista en el Congreso para el viernes 23. Y lo curioso es comprobar que toda esta tormenta se ha desatado en torno a dos votos que serán irrelevantes para el destino del proyecto, salvo que se produzcan modificaciones de última hora en la posición de otros grupos. Esta constatación pone en evidencia dos cosas: por un lado, que UPN ventilaba en este terreno de juego tan pequeño una cuestión mucho más importante que unos presupuestos, como el grado de autonomía del partido y su relación con PP y PSOE; y, por otro, que probablemente el PP ha cometido un error de cálculo al llegar hasta el extremo de la posible ruptura del pacto por una cuestión poco trascendente a efectos prácticos.
En este momento, las posiciones en el Congreso están ya muy acotadas. Se da por seguro que presentarán enmiendas a la totalidad el PP (151 diputados sin contar con los dos de UPN), CiU (11), ERC (3), Coalición Canaria (2), UPyD (1) y quizás IU (2), con lo que sumarían 170 votos. El PSOE, por su parte, cuenta con 169 parlamentarios, pero espera contar el día 23 con los seis del PNV y los dos de BNG, lo que le otorgaría una mayoría de 177 votos. Entre medio quedarían las dos abstenciones de UPN -no cambiaría el resultado final si uno o sus dos diputados se rebelaran y se alinearan con el PP-, y probablemente también la de Nafarroa Bai. Y si, por contra, PNV y BNG no respaldaran al Gobierno español, su proyecto sería devuelto en cualquier caso, y en este supuesto también sería intrascendente que los dos diputados de UPN se abstuvieran o apoyaran la enmienda del PP. Así las cosas, parece claro que el voto realmente decisivo es el de los diputados del PNV, no el de Santiago Cervera y Carlos Salvador.
UPN descartó tomar una decisión antes precisamente por este motivo. No quería que su posición fuera realmente decisiva en la votación presupuestaria estatal. Casi todos los medios de difusión habían especulado con que la Comisión Ejecutiva tomaría una postura definitiva el pasado lunes, y realmente así parecía que iba a ser, pero unas horas antes Miguel Sanz cambió el guión recordando que si ningún grupo había enseñado sus cartas hasta el momento UPN tampoco podía desvelar su sentido de voto.
R.S.