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Floren Aoiz www.elomendia.com

Al Gore, entre lo caro y la cara

Antes decían que sin Lemoiz tendríamos que usar velas, ahora afirman que el TAV es la clave del progreso, pero ante el esplendor de Gore su amor por la naturaleza llega al delirio. ¡Un ex vicepresidente de EEUU ecologista rodeado de políticos vascos ecologistas!

Para ser un altruista bendecido por el Premio Nobel, los discursitos de Al Gore cuestan auténticos dinerales. El cambio climático es una gran tragedia para la humanidad y las demás especies que compartimos planeta, pero para algunos es una inagotable fuente de beneficios. Por lo visto salvar la tierra no puede hacerse de cualquier modo. También para esto hace falta glamour, una parafernalia carísima y una escenificación más propia de un cocktail burguesón que de una llamada de atención reivindicativa. Pero, eso sí, ¡cómo brillaban juntos Gore e Ibarretxe!

Al Gore es, digámoslo claro, un tipo serio. No es uno de esos melenudos que andan por ahí poniendo trabas al Tren de Alta Velocidad. Lo que dice Gore merece ser tenido en cuenta. Es una persona solvente. Por eso no es un despilfarro traerlo a decir lo mismo que dice en sus vídeos o escritos. Por eso pagar un dineral para que ofrezca una conferencia es un gasto razonable, aunque cualquiera puede conocer sus ideas en internet sin gastar un céntimo. Se predica con el ejemplo, y ¿qué mejor manera de combatir el cambio climático que despilfarrando recursos?

De entre los muchos que intentan vender a las instituciones sus shows para vivir del cuento, sólo unos pocos lo consiguen. Al Gore es uno de ellos. Mientras estuvo en un puesto decisivo de la administración del estado que más ha hecho para cargarse el planeta y amargar la vida a sus habitantes, Al Gore demostró hasta qué punto es un personaje comprometido. Comprometido con el Imperio, y con los grandes intereses económicos y militaristas que se esconden tras las barras y las estrellas. Pero ahora ha cambiado de tercio y se dedica a salvar el mundo de otra manera. El Imperio es así: las ideas valen algo cuando van de la metrópoli a las colonias, nunca al revés. Incluso las ideas supuestamente alternativas a las dominantes.

Por eso, los mismos políticos que practican el desarrollismo destructor del planeta, destruyendo la parte del planeta que gestionan, reciben con los brazos abiertos a Gore, para que imparte ante ellos sus geniales ideas y, de paso, bendiga su decidida apuesta por salvar la Tierra. Hace unos años decían que sin la central nuclear de Lemoiz tendríamos que usar velas, ahora afirman que el Tren de Alta Velocidad es la clave del progreso, pero ante el esplendor de Gore su amor por la naturaleza llega al delirio. ¡Qué maravilla! ¡Un ex vicepresidente de EEUU ecologista rodeado de políticos vascos ecologistas!

Un servidor está del Imperio hasta las narices. Y una de las cosas que más me molesta es comprobar hasta dónde llega la sumisión. No soporto esa manía de imitar las modas del Imperio, esos complejos que hacen que las instalaciones de Barakaldo se llamen Bilbao Exhibition Center y el último montaje del PNV Think Gaur Euskadi no sé que más. Y no es sólo sumisión. Al traer con dinero público a Gore para que diga que el Gobierno de Gasteiz es un ejemplo a seguir en las políticas contra el cambio climático, han demostrado oportunismo, electoralismo, caradura y sumisión. Gente cara, y con mucha cara.

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