El reto de encadenar los 82 cuatromiles de los Alpes en 82 días no es nada nuevo. Los protagonistas de estas líneas, como algunos más, lo han intentado, pero hasta el pasado verano no se había conseguido. Además, en esta ocasión, se ha bajado con creces el tiempo previsto. Sí, los guías italianos Franco Nicolini y Diego Giovannini se han llevado el «premio» al encadenar todas las cimas de los cuatromiles en tan sólo 60 días.

Fue el pasado verano, entre el 26 de junio y el 24 de agosto. La primera cima que cayó fue el Dôme de Neige y la última la del Bernina. Entre cima y cima, muchísimas transiciones; ninguna de ellas con la utilización de vehículos a motor. Toda la travesía fue a pie, en bici o con esquíes. El «motor humano» funcionó a las mil maravillas. Con ellos también comenzó Mirko Mezzanotte, pero, después de 20 jornadas y por problemas físicos, se tuvo que retirar. En total, esta gran «carrera» de 60 días les ha llevado a superar 82 cimas, 1100 kilómetros, 74800 metros de desnivel positivo a pie y 17150 en bicicleta.

Según señala Nicolini, la idea surgió hace dos años: «Siempre la he tenido en mente, pero hace dos años la intenté con Michele Compagnoni. Sabíamos que la clave estaría en nuestra determinación y en el buen tiempo. Las condiciones no nos acompañaron y nos retiramos. Eso sí, la logística me ayudó a preparar un programa más refinado y preciso. Para afrontar un ambiente maravilloso como la montaña siempre me ha fascinado mantener bien unidas dos preocupaciones: el estado físico y el técnico. Me gusta vivir la montaña libre y veloz; experimentar esos límites es mi gran sueño».

Pues bien, mientras preparaba y diseñaba al milímetro esta gran travesía, el esloveno Miha Valic (recientemente desaparecido en las laderas del Cho Oyu) subía los 82 cuatromiles en 102. Fue el pasado invierno.

Retirada de Mezzanotte

Como adelantábamos, en la línea de salida se presentaron Giovannini, Nicolini y Mezzanotte, pero este último, tras 25 cimas, tuvo que abandonar a sus compañeros en el macizo del Mont Blanc por problemas físicos. Un aspecto que, como adelanta Nicolini, lo han solventado muy bien los dos alpinistas que acabaron el gran proyecto: «Este reto me ha confirmado que el físico tiene una potencialidad increíble. El año pasado ya cubrí otro gran encadenamiento, el de las 106 cimas de más de 3000 metros de las Dolomitas. En total fueron 50 días. La experiencia vivida en esa travesía me hizo recordar esa gran potencialidad. Así pues, gracias a un buen físico consolidado y a una gran determinación, he tenido muy claro que el cuerpo humano responde casi siempre a lo que le pides y que ayuda perfectamente a lo que exige el aspecto mental».

El alpinista italiano, aparte de incidir en esos puntos, quiere remarcar que para que una travesía de estas características llegue a buen puerto todavía hay otros apartados que también deben de ir por la misma dirección: «La determinación a la que hago referencia hay que ayudarla con inteligencia, pero también tienes que tener en cuenta las condiciones meteorológicas, las condiciones que tiene la montaña... Hay que saber evaluar cada situación, y tengo que recordar que la prudencia es otro punto esencial para que el proyecto tenga éxito».

Para terminar con todas estas conclusiones, Nicolini quiere incidir en una última consideración: «Muchos alpinistas, sobre todo jóvenes, van a los ochomiles, a esas cordilleras de cimas muy altas, a buscar la gloria. Yo ya he experimentado en un par de ochomiles, y con la finalización de esta travesía a los 82 cuatromiles me he dado cuenta que no es obligatorio afrontar un viaje de tantos kilómetros para realizar un sueño. Entre otras cosas, porque la aventura puede estar, como nos ha ocurrido a Diego y a mí, muy cerca de casa: en los bellos e impresionantes Alpes».

Mientras tanto, la suiza Elisabeth Voide-Bumann cerraba el pasado 10 de agosto la «cartera» de los 82 cuatromiles. Eso sí, no se puso como meta terminarlos en un tiempo concreto. De esta forma se convierte en la primera mujer en llevarse los cuatromiles de los Alpes.