Victoria por la mínima
Una hermosa bocanada de oxígeno
El Eibar puso fin a su mala racha imponiéndose al Córdoba por la mínima. Los azulgranas, que cuajaron una buena primera parte y sufrieron en la segunda, ascienden tres puestos en la clasificación y se sitúan con cinco puntos de colchón respecto al descenso.
EIBAR 1
CÓRDOBA 0
Amaia U. LASAGABASTER | EIBAR
Se acabó. Seis semanas después, el Eibar se reencontró con la victoria, poniendo fin a una racha en la que apenas había podido sumar dos de los quince puntos en juego, lo que le había situado peligrosamente cerca de los puestos de descenso, amén de permitir a los fantasmas amenazar con salir del armario.
Cosas del fútbol, y más en los arranques de temporada con las distancias aún no demasiado largas, en apenas una semana el Eibar ha pasado de manejar continuamente palabras como necesidad, presión o ansiedad a ver la vida de color rosa, o casi. El triunfo ante el Córdoba -que, definitivamente, debe detestar Ipurua, donde sigue sin ganar, pese a que en esta ocasión parecía llegar en mejor momento que su anfitrión- permite a los armeros ascender tres puestos en la clasificación y, lo que es más importante, distanciarse en cinco puntos de los puestos de descenso. Un colchón tranquilizador para afrontar un calendario complicado, que incluye las visitas consecutivas a Rayo Vallecano, Real y Zaragoza.
Fue, en defitiniva, una hermosa bocanada de oxígeno. Hermosa por el fondo y también por las formas porque el Eibar, aunque sufrió en la reanudación, cuajó un más que destacable primer tiempo.
El equipo saltó al verde con, tal y como había adelantado Carlos Pouso, novedades en todas sus líneas. Cinco en total: Txiki y Alaña, fuera del once desde el choque de Huesca, en defensa; Cases y Tiko, titular por vez primera, en el centro del campo; y Tokero en punta de ataque. Y bien porque Carlos Pouso dio en el clavo con la alineación, bien porque los jugadores supieron convertir la presión en motivación para sacar lo mejor de sí mismos, el Eibar lo hizo realmente bien en la primera parte, en la que cimentó su victoria.
Tenía, sobre todo respecto al fiasco de Salamanca, muchos aspectos en los que mejorar y hubo pleno. Porque el trabajo defensivo fue impecable -el Córdoba apenas creó peligro con un duro disparo de Gaspar, al que respondió Zigor- y el equipo también se mostró atinado, excepto en los últimos metros, a la hora de atacar. Sobre todo por una banda derecha en la que Txiki y Cases se arreglaron de maravilla. Faltó, todo no puede ser, acierto en el remate, así que hubo que esperar a la más clara de las ocasiones, un penalti, para reflejar la superioridad local en el marcador. Lo provocó Sutil y lo anotó Txiki, a diez minutos del descanso.
A sufrir
En la segunda parte cambió el decorado. O el Eibar, inconscientemente, empezó a preocuparse demasiado por mantener su ventaja, o el Córdoba, obligado por el marcador, dio un par de pasos adelante. Fuera cual fuera la razón, el resultado no varió. Los armeros se encariñaron demasiado con su parcela y, aunque su rival no acababa de crear ocasiones especialmente claras, la presencia casi constante del balón en las botas de los verdiblancos y en las inmediaciones de Zigor hizo temer lo peor. Más aún con el recuerdo del empate ante el Albacete tan cercano.
Jugadores como Tiko o Cases, además, empezaban a acusar el cansancio, con lo que el Eibar lo tenía también complicado para buscar la sentencia a la contra. La entrada de jugadores de refresco como Carlos Rubén, Yagüe y Markel -el lekeitiarra disputó sus primeros minutos de la temporada en Liga- se notó. El equipo, al menos, pudo sujetar algo más el balón en la recta final, en la que el Córdoba, pese a protagonizar algún susto como un disparo cruzado de Jorge, pareció por fin empezar a rendirse. Hubo incluso un par de contraataques en superioridad en los que el cuadro guipuzcoano pudo dejar el choque sentenciado, pero volvió a fallar el acierto, y en algún caso el fuelle. Bastaron, al menos, para que el balón volviese a la parcela andaluza en los últimos minutos, reduciendo la angustia y permitiendo, finalmente, que el Eibar se reencontrase con el triunfo mes y medio después.
La próxima semana le toca mejorar su imagen a domicilio, tras tres desplazamientos consecutivos saldados con derrota, en el complicado Teresa Rivero.
No fue un partido especialmente brillante, pese a la superioridad local en el primer tiempo, pero Carlos Pouso lo tenía claro, lo más importante «era ganar. El cómo, ya preveíamos que, después de una mala racha como la que llevábamos, el día de la primera victoria no iba a ser un gran espectáculo. Pero ha estado bien, no hemos cometido errores y hemos sacado adelante un partido que nos viene muy bien», insistió.
Destacó también el técnico la intensidad del choque. «Los dos equipos han dado la cara. Ha sido un partido intenso y poco brillante. Me hubiera gustado estar más cerca de la portería contraria, pero el rival también juega y a veces toca apretar los dientes y defender». En este sentido, Pouso admitió que en la segunda parte el equipo sintió cierto «miedo a perder y no hemos apretado tan arriba. Piensas en el último partido y te entra el canguelo», reconoció.
El técnico, por último, dedicó el triunfo a Jaime Barriuso, que se encuentra ingresado desde el viernes. «Ya nos ha llamado para felicitarnos. Ahora queremos que vuelva lo antes posible», deseó.