Otra derrota en siete jornadas sin celebrar un triunfo
Dos errores defensivos... y al abismo
Una salida en falso de Ricardo y un agarrón dentro del área de Roversio, amén de su expulsión, finiquitaron a un Osasuna que volvió a dar la imagen de un equipo que quiere y no puede. El próximo compromiso liguero ante el Betis ya comienza a adoptar tintes de final.
SPORTING 2
OSASUNA 1
Natxo MATXIN | IRUÑEA
Después de vivir la derrota en El Molinón, seguro que a los aficionados rojillos se les quedó parecido cuerpo -o peor, viendo la clasificación- al que vienen sobrellevando desde que se iniciara la presente campaña. El equipo da sensación de no descomponerse, pero acaba perdiendo. Y cuando transmite la impresión de controlar el encuentro, llega ese lance de mala suerte o el maldito error, como ayer se vio por partida doble, que manda al traste todo el trabajo de noventa minutos.
Porque si hasta ahora la escuadra navarra estaba pecando mortalmente de falta de efectividad -dos goles en seis envites-, ante los asturianos el problema se contagió a la línea defensiva, que era de lo único que se podía alardear como aspecto positivo del juego rojillo.
Dos errores garrafales de la zaga, y encima en sendas jugadas a balón parado, enterraron a los de Camacho, quien no sólo deberá trabajar el gol, tal y como anunció en su llegada, sino que tendrá que pulir otros aspectos que, como ante el Sporting, les están costando unos puntos cruciales. Un equipo tan romo en ataque como Osasuna no puede conceder lo que regaló ante los sportinguistas, que aceptaron gustosos los presentes sin necesidad de hacer mucho más para conseguir un triunfo de Primera en su estadio una década después.
Aprovechando que estamos en época de vendimia, Ricardo revivió uno de esos lapsus que de vez en cuando tiene el madrileño. Deberá andarse con cuidado, Camacho ya ensayó entre semana con Roberto -la grada asturiana se preguntaba cómo no es titular, máxime a raíz de lo visto- y episodios de este tipo son los que relegan al banquillo.
Sin embargo, el error del cancerbero, que en otras ocasiones ha salvado a los suyos, no habría tenido tanta trascendencia si el empate que Ezquerro consiguió, prácticamente a renglón seguido, hubiera servido para traerse, al menos, un punto. Fue de lo poco positivo extraíble: la reacción que tuvo el once rojillo después de encajar el primer gol y los minutos posteriores de buen fútbol, siempre con la portería de Cuéllar en el punto de mira a la búsqueda de la remontada.
Expulsión decisiva
Todo ello se truncó con el segundo fallo decisivo, esta vez protagonizado por Roversio, un defensa con tanta calidad como bisoñez, al que Bilic le ganó la partida en otro golpe franco indirecto. Como suele pasar en estos lances, zaguero y atacante se agarraron mutuamente, pero el croata fue más listo para ganarle la posición y al brasileño se le vio demasiado su «abrazo».
El problema no fue sólo el penalti y el posterior 2-1, sino que además la escuadra navarra se quedó con uno menos. Comienza a ser preocupante la frecuencia con la que Osasuna se queda en inferioridad, nada menos que cuatro expulsiones en los siete encuentros disputados hasta el momento.
Jugar con esa excesiva traba durante toda una segunda parte fue demasiada rémora, no tanto en cuanto a sustentar el dominio y la iniciativa con la pelota -el Sporting sólo se dedicó a contragolpear, su mejor arma, en los primeros minutos de la segunda parte-, sino a la hora de llegar frescos al remate. Quizás en igualdad numérica la historia hubiera sido escrita de otra manera, pero la clasificación es la que es. La que obliga a ganar o ganar el próximo sábado ante un rival directo.
La amplia victoria del Betis, próximo rival, sobre el Mallorca (3-0) deja a Osasuna como el único conjunto de la Primera División que todavía no conoce la victoria. El único dato a favor de los rojillos es que son uno de los equipos menos goleados del campeonato.
José Antonio Camacho no sólo no hizo bueno el refrán futbolístico de «a entrenador nuevo, victoria segura», sino que comenzó a sufrir en propias carnes la reciente dinámica de la escuadra rojilla, un cóctel entre mala fortuna, errores propios y abuso arbitral.
A este último aspecto se refirió el técnico murciano -bien diferente su carácter al de Ziganda-, para indicar que el lance de la tarjeta roja de Roversio «no es una jugada manifiesta de gol» y sí una expulsión «excesiva, otra cosa es si fue penalti o no», reconoció implícitamente el míster rojillo. «La verdad es que me preocupa que no acabemos los partidos con once por el desgaste muy superior que hay que realizar. No es normal que te expulsen a cuatro jugadores en siete partidos disputados», se quejó.
Al respecto, y en un gesto que le honra, hasta el técnico sportinguista, Manolo Preciado, coincidió con lo «excesivo» de la decisión arbitral, «que unas veces benefician a tu equipo como hoy (por ayer) y otras te perjudican».
Para el debutante en el banquillo osasunista, su equipo mereció el empate y, sin querer considerar decisiva la expulsión del central brasileño, sí la catalogó de «muy importante» en la suerte definitiva del encuentro.
Por otra parte, Camacho se mostró satisfecho por la entrega y la lucha de sus jugadores. «No se les puede achacar nada, al final tendrá que entrar el balón. Las rachas negativas acaban pasando». Indicó, asimismo, que «habrá que seguir trabajando para empezar a sumar victorias» en una liga en la que aseguró que «hay muchos equipos muy igualados y así será probablemente hasta el final».
Un sacrificio sobre el césped que lo corroboró uno de los capitanes, Patxi Puñal. «El equipo se ha vaciado y en la segunda parte nos hemos dejado el alma. Estábamos tranquilos para darle cara al partido, pero en dos jugadas a balón parado nos han hecho gol», señaló. Pese a sumar una nueva derrota y haber saltado todas las alarmas clasificatorias, el uhartearra destacó que el equipo «no se viene abajo e incluso con uno menos hemos dado la cara».
Los juveniles rojillos de División de Honor se hicieron con la victoria a domicilio en el derbi contra el Eibar (1-2), mientras que los de Liga Nacional no pasaron del empate en casa (2-2) ante Oberena. Los cadetes golearon por 0-11 y 10-0 -A y B- a Iruña y Club Natación, respectivamente.
Roberto, fichado por Osasuna este pasado verano, recibió una calurosa ovación cuando saltó al césped del que fue su estadio en las últimas seis temporadas. De momento, el portero gallego ha sido suplente, aunque fallos como el de ayer de Ricardo podrían darle la alteranativa.
Sin quererlo, José Antonio Camacho volvió a ser talismán para los intereses deportivos del Sporting. Los asturianos celebraron su primera victoria en Primera en El Molinón después de más de una década; la última la consiguieron también ante el de Cieza.