Sus palabras brotan por la boca, pero nacen desde un corazón que está dolido por ver cómo sale de su equipo «por ser consecuente con uno mismo».

¿Sorprende que dos partes no sigan juntas pese a quererlo?

Me gustaría dejar claro que han sido dos años muy positivos. He aprendido muchísimo, he cumplido mis objetivos personales, el equipo ha rendido y ha tenido la personalidad y la identidad que pedía. Los corredores me han entendido y todo el grupo humano que he tenido en las carreras ha sabido aguantarme. En las carreras que he dirigido hemos tenido actitud y resultados como en Suiza con la etapa de Igor y el liderato, en Burgos con el segundo puesto de Iñigo y la etapa de Koldo, la Vuelta con el liderato de Egoi... Son cosas que reflejan la actitud del equipo. Empecé ganando en Mallorca con Unai el año pasado y terminé con una victoria de Koldo éste. Es un ciclo que se culmina. Como vasco me gustaría seguir en este equipo con el que me identifico plenamente. Ha sido un honor pertenecer a él, como vasco es la máxima aspiración de un director, estar en el equipo de casa, donde me gustaría volver en el futuro. La pena es que no ha habido un acuerdo para seguir.

¿Era tan grande la diferencia?

Cuando hablas de negocios con alguien es algo personal y debe quedar ahí. Lo único que digo es que soy vasco y representar a mi país, porque este equipo lo representa, para mí es muy importante y es una satisfacción tremenda. Cuando he estado en el Tour o el Angliru, he sentido a la mejor afición del mundo. He sentido el calor de toda la gente y eso no se paga con dinero ni nada. Es una satisfacción inmensa. Y el que acaba perdiendo soy yo, que salgo del equipo de casa y me quedo en la calle.

¿Es una cuestión de dignidad?

No es fácil para mí. El ciclismo no es un trabajo, es una pasión, es mi vida. Encima estar en el equipo de casa, a donde has soñado llegar... Ver que no sigues y que tienes un futuro incierto no es nada fácil, pero cada uno debe ser consecuente con lo que piensa. Te puede pasar que te quedes en la calle jodido, con una sensación rara de malestar, dolor y pena. La ilusión sería siempre volver en un futuro para representar a su gente y a su país. Este equipo debe tener la personalidad de este pueblo y eso he buscado en las carreras que he dirigido yo. Estoy satisfecho porque la gente ha visto reflejado el trabajo que yo quería. A partir de ahí, la nota la pone la afición y cuando salgo del equipo y me ponen una nota alta me siento contento y agradecido a los corredores, que han entendido lo que quería trasmitir.

¿El que se vaya sin criticar a nadie puede favorecer su vuelta?

Yo prefiero quedarme con lo positivo. Si tengo que decir algo lo diré a la cara. Nunca se sabe en este mundo qué pasará. La vida da muchas vueltas. Lo importante es que seas consecuente contigo mismo, aunque tienes un peligro. Que estés contento, pero en la calle. Decirlo es fácil y hacerlo es difícil. Lo he tenido claro y tomé una decisión. De cara al futuro me ha llegado alguna propuesta y habrá que estudiarla, pero con una familia y niños pequeños no es fácil moverse. Más que el dinero valoro lo deportivo y si hay una propuesta que me satisfaga no dudaría en cogerla. Y si no llega, siempre he querido tener un proyecto propio con mis ideas, un equipo a mi medida. Ganas tenemos y valor suficiente para intentarlo, pero en el ciclismo el tema está difícil y no estamos para elegir.