La impotencia es una de las peores sensaciones que se pueden experimentar en la vida. En la jornada de ayer, al Athletic le tocó sufrir una buena ración de la misma ante un Barcelona que fue superior en el apartado técnico y, sobre todo, en el físico. Los rojiblancos fueron todo voluntad, pero carecieron de argumentos futbolísticos para hacer daño a los catalanes, más allá de las jugadas a balón parado de la primera mitad. Enfrente, un rival que echó mano del oficio, su fortaleza de su centro del campo y la calidad de hombres como Eto'o, Busquets e Iniesta.

El Athletic, consciente de la dificultad que entrañaba el rival y de la necesidad de ofrecer buenas sensaciones a una afición que recelaba mucho del equipo tras el varapalo de Sevilla. Para ello, que mejor que sacar los argumentos de toda la vida en casa: la intensidad y la fortaleza a balón parado. Al poco de arrancar el encuentro, David López tuvo la oportunidad de abrir el marcador, pero Víctor Valdés efectuó una esplendida parada.

El objetivo de Caparrós era armar un equipo que presionase desde muy arriba al Barcelona -de hecho, fue el encuentro en el que Valdés más golpeó el balón en todo el campeonato- y alineó a Garmendia como acompañante de Llorente. Enfrente, Guardiola apostó por la fortaleza física de Yaya Touré y Keitá en la medular. Junto a ello, el debutante Víctor Sánchez. La gran novedad del técnico catalán, que sabedor de lo cargado del calendario dejó a Messi y Puyol en el banco.

Los leones ponían intensidad, pero cualquier error se antojaba decisivo. Amorebieta, que tuvo una tarde horrible, cometió los primeros, pero afortunadamente Iraizoz con una gran parada e Iraola, con un corte providencial, arreglaron el desaguisado.

Aunque le costaba mucho superar los tres cuartos de campo, encontraban en las jugadas a balón parado la forma de embotellar al Barcelona. Pasada la media hora se produjo una jugada clave para el desarrollo posterior del encuentro. Keita caía lesionado y era sustituido por el joven Busquets.

Garmendia por el Athletic y Eto'o por los visitantes gozaron de las mejores ocasiones de la primera mitad, pero ninguna entró y el público mostró su conformidad al juego del Athletic en la primera mitad. Había puesto todo lo exigible.

En la segunda, sin embargo, el Barcelona se adueñó más de la pelota, gracias a la presencia de Busquets. Su entrada, junto a la gran calidad de Iniesta, permitió al Barcelona tener mayor claridad por el centro. El Athletic seguía apelando a la voluntad mientras le aguantaba la gasolina. Avanzaban los minutos y el martillo culé, que nunca para de exigir al contrario, hacia más mella en el Athletic. No había ocasiones claras por parte catalana, pero los rojiblancos estaban cada vez más agobiados.

Desde el banquillo se buscó mayor chispa y mordiente con la entrada de Susaeta, que se volvió a quedar fuera del once. El efecto del cambio de diluyó a los pocos segundos, ya que Eto'o marcó el único tanto del encuentro. El camerunés superó a un desafortunado Amorebieta y batió a un vendido Iraizoz.

El meta se tuvo que emplear a fondo minutos después para evitar un autogol del de Iurreta. Su gran parada mantuvo vivo a un equipo cuyo mayor lastre sigue siendo su incapacidad para hacer gol. En busca de mayor presencia en el área rival, Caparrós introdujo a Ion Vélez

Las ocasiones no llegaban, pero la emoción en el marcador mantenía viva la ilusión de puntuar. Eto'o falló el segundo de su equipo en una clara ocasión y en San Mamés la gran esperanza, por encima de la impotencia del equipo, estaba en encontrar las llaves de la portería de Valdés por medio del juego directo.

No fue así, por lo que pese a la digna imagen de ayer, los números del Athletic -5 puntos de 21 posibles y 4 goles en 7 encuentros- se tornan cada vez más preocupantes en medio de un calendario que cuenta con la visita al Santiago Bernabéu y el estreno copero ante el Recre a la vuelta de la esquina.