Brad Anderson ha conseguido hacerse un sitio en el cine de terror psicológico, con títulos tan absorbentes como «Session 9» y «El maquinista». Dentro de las producciones de factura internacional que buscan Julio Fernández y Filmax se ha convertido en una de sus piezas estratégicas, por lo que «Transsiberian», con sus quince millones de euros de presupuesto bien empleados, no va a pasar desapercibida para los amantes del género fantástico a raíz de su presentación en el Festival de Sitges. El duro e invernal rodaje transcurrió en Lituania, con un cosmopolita reparto encabezado por Ben Kingsley, Emily Mortimer y Woody Harrelson. El ambiente de la película no es tan opresivo y desolador como el que transmitían las dos anteriores realizaciones de Brad Anderson, gracias a la inmensidad del paisaje helado que recorre el mítico tren del título. Las comparaciones con el estilo de suspense clásico asociado al gran maestro Hitchcock que se hayan podido establecer, salvando las distancias, vienen dadas por la manera en que la narración avanza sin prisas, dejando las sorpresas para el último acto. La trama que protagonizan dos parejas de pasajeros con aspecto de turistas, se basa en una maraña de mentiras, las cuales darán lugar a un inevitable y progresivo estallido de tensión.