Diane Lane y Richard Gere coinciden por tercera vez en una misma película como pareja estelar, después de haberlo hecho antes en «Cotton Club» e «Infiel». Se supone que son dos personas entre las que se da una muy buena química en la pantalla, aunque ambos actores afirman que todo es fingido y que en la vida real no sienten nada el uno por el otro, fuera de la amistosa relación profesional que mantienen. En «Noches de tormenta» sintonizan en los papeles de dos seres que necesitan una segunda oportunidad, ya que por distintas razones comparten la soledad de unas vidas que han quedado rotas. El encuentro en un lugar solitario y en temporada baja facilitará las cosas. Se trata de Rodanthe, una playa salvaje de las costas de Carolina del Sur azotada por las tormentas de las que habla el título de la versión doblada.

«Noches de tormenta» está basada en una novela de Nicholas Sparks, autor romántico por el que Hollywood empieza a sentir una especial predilección. Suyos son los libros en que se inspiraron los melodramas «Mensaje en una botella» y «El diario de Noa». En esta ocasión se ha encargado de realizar la adaptación el debutante George C. Wolfe, que cuenta con una experiencia previa como dramaturgo, además de haber escrito y dirigido para la televisión. En el cine se le ha podido ver actuando en «Nada en común» y «El diablo viste de Prada», lo que le habrá supuesto una ventaja a la hora de trabajar con un reparto de nombres consagrados.

Junto a los protagónicos Diane Lane y Richard Gere destaca el siempre convincente Scott Glenn, en el cometido de un hombre maduro dolorido por la muerte de su mujer a causa de una negligencia médica, de la que culpa al doctor encarnado por Gere. Éste visita al viudo para tratar de conseguir un acercamiento, pero el destino le deparará un inesperado encuentro romántico. Por su parte, ella llega a Rodanthe huyendo de una marido infiel y de la presión de su hija, quien desea su reconciliación. Una amiga pone a su cargo un hotel, del que el mencionado médico se convertirá en el único y allegado huésped. El hecho de que el romance ocurra en una zona de mareas vivas remarca el tipo de pasión atormentada que viven, como si a veces el agua arrastrase también lo malo para hacer una oportuna limpieza y ayudar a borrar las huellas del pasado.