Imanol Intziarte Periodista
Carlos, ante su gran oportunidad
Hay que trabajar mucho para vivir sin trabajar. Que no cunda el pánico, que hoy no toca hablar de Kiko Rivera, también conocido como Paquirrín. Pero sí del amigo Carlos, un figura, según cuentan, que se enfrenta a su reto más difícil. Su verdadera vocación era el mundo de la farándula. Aspiraba a ser una mezcla entre Uri Geller -el tipo que doblaba cucharillas con el poder de su mente en el programa de José María Iñigo- y el gran Harry Houdini, especialista en escapismo, esa variante de la magia que consiste en ser atado y encerrado en un tanque lleno de agua y aparecer al poco totalmente libre... y seco.
Vamos, que Carlos lo mismo anunciaba que iba a adivinar el Gordo de Navidad que aseguraba que permanecería enterrado en un ataúd durante cuatro días. No acertó lo primero -para rato hago yo público el número de la lotería si lo sé de antemano- y en lo segundo los espectadores le cazaron el truco y casi lo corren a gorrazos. Viendo que no iba a pasar de tercera regional en el mundo del espectáculo, nuestro protagonista cambió la esposas por el estetoscopio y empezó a ejercer como médico. Ahora está detenido, junto con otras 26 personas, acusadas de haber comprado un título universitario falso. Cuentan que se comenzó a sospechar de él porque «parecía no saber examinar las radiografías y miraba los electros boca abajo».
«Pues la tiene usted larga y gorda, la tibia, pero para compensar no tiene peroné. Eso sí, el fémur es más corto y lo tiene ramificado en dos», diagnosticaría Carlos al mirar la placa de una pierna. El caso, visto así, pues como que te da para echar unas risas. Siempre y cuando el electro que esté mirando no sea el tuyo, que lo mismo estás al borde del infarto y el tío te dice: «Está usted hecho un chaval, puede correr el maratón tranquilamente». Hay que andarse con luz, que pululan algunos jetas sin escrúpulos en este mundillo de la sanación. De momento, Carlos tiene ahora la mejor oportunidad de reivindicar sus cualidades como escapista. En el trullo.