Al final, las cosas sucedieron como parecía que iban a suceder y los diputados de UPN dividieron sus votos en Madrid. Pero tampoco llegó la sangre al río, Rajoy no quiso romper la baraja y a los de «El Mundo» casi les da un soponcio por la tibieza en la respuesta. El editorial de ayer era una soflama casi bélica. Empezaba la pieza constatando que «UPN llevó ayer a término su traición al PP». Ya ven, palabras mayores.

Y lo que lamentaba era que «a semejante desafío, los populares han respondido con un comunicado en el que pretenden que el tono solemne camufle lo que en la práctica puede ser una claudicación». Sube la temperatura. Y es que lo inadmisible para Ramírez y cía. es que «después de que UPN haya hecho oídos sordos a los repetidos llamamientos de la plana mayor del PP y haya actuado contra sus directrices en la ocasión más solemne y relevante que vive el Congreso (...) los populares lo único que piden a sus supuestos aliados es que contradigan mediante palabras lo que acaban de demostrar con sus hechos». O sea, unos cobardicas.

Por si no quedara claro lo anterior, agregan que «resulta difícil pergeñar una amenaza menos creíble. En primer lugar, porque ya fue realizada por el PP hasta en dos ocasiones antes de la votación (...) pero el ultimátum no hizo mella en un engallado Miguel Sanz, y ahora que los hechos se han consumado, Rajoy no sólo no mantiene su palabra convocando una gestora para presentarse con nombre propio en Navarra (...) sino que dulcifica su postura con una suspensión que ha sido menospreciada por los de UPN como un mero paréntesis». Viene a decir que les están chuleando.

Y para rematar la pieza, el golpe bajo a Rajoy: «El líder del PP ya ha demostrado en otras ocasiones su aversión a las decisiones radicales y su preferencia por los paños calientes, incluso cuando suponen, como en esta ocasión, incurrir en contradicciones ante la opinión pública (...) Rajoy puede tomar los inextricables caminos que considere más convenientes para solucionar esta crisis, pero debe saber que demostrar autoridad sobre los suyos es un primer paso insoslayable para quien quiere ser el líder de un proyecto nacional». Tengo para mí que ya le están haciendo la cama.