El presidente de la República Checa, Vaclav Klaus, marcó ayer distancias con respecto al primer ministro, Mirek Topolanek, cuyo partido acaba de sufrir dos derrotas electorales consecutivas. «Estas elecciones fueron una especie de referéndum sobre Mirek Topolanek y los electores han dicho que quieren un cambio de estilo político, menos arrogante», declaró Klaus en un debate televisivo.

El jefe del Estado, sin embargo, no llegó a exigir la salida de Topolanek del Gobierno, dejando la decisión en manos de su partido, el ODS. «A ellos les corresponde decir si (los resultados de) cero de trece y tres de veintitrés son buenos, no a mí», manifestó.

El ODS tenía previsto reunirse anoche y dar a conocer hoy su valoración.