PORTLAND 29

BARCELONA 28

¿Qué les dijo Chechu Villaldea a los suyos durante el descanso? Sin querer transgredir el secreto profesional del técnico asturiano, la realidad es que sus consignas en vestuarios fueron mágicas. Pese a ser más complicada de disputar por aquello de la plaga de lesiones, el equipo se transformó en la segunda parte y noqueó al líder, que pecó de creérselo demasiado pronto.

Y es que resultaba prácticamente inconcebible que el San Antonio le diera la vuelta al marcador después del dominio insultante que los culés ejercieron durante los primeros treinta minutos. Pero los antonianos, acostumbrados desde que se iniciara la temporada a afrontar choques épicos, creyeron en la remontada y volvieron a transmitir a la grada que siguen teniendo ese espíritu de equipo grande.

Un insultante parcial de 8-2 en el inicio de la reanudación anuló los cuatro goles que se llevaron de ventaja los azulgranas en el descanso y colocó a Portland con un 20-18 que abría el camino a la ilusión. Ni siquiera la salida de Barrufet -Svensson tampoco estuvo manco- impidió la voltereta, aunque sí la puso en entredicho con sus paradas, que trajeron consigo un peligroso 21-23.

Pero los albiazules iban lanzados rumbo a mantener su imbatibilidad, y de paso romper la del contrario, con un penalti a falta de pocos segundos para el final que transformó Malmagro, en una gran muestra de madurez. El Barça apenas tuvo tiempo para que Nagy armara su brazo y un iracundo Cabanas protagonizó la tangana final.