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Séptimo partido oficial sin lograr la victoria

La pérdida de confianza hace temer por otro duro invierno

Una Real muy tocada en el plano mental fue superada con claridad en el primer tiempo por el Castellón. Sólo fue competitiva cuando apeló a la casta tras el descanso, pero tampoco fue suficiente.

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REAL SOCIEDAD 2

C.D. CASTELLÓN 3

Joseba ITURRIA | DONOSTIA

Las previsiones meteorológicas anuncian un frente para esta semana y una bajada brusca de temperaturas en un mundo en el que la primavera y el otoño casi no se pronuncian y todo parece estar entre el verano y el invierno. Como en el fútbol y en la Real, donde sólo hay lugar para el blanco y para el negro. Hace un mes decían que iba a subir a Primera en abril porque tenía un equipazo y ayer que bajará a Segunda B porque no hay nivel.

La Real está a tres puntos del descenso y a seis del ascenso, pero la plantilla es la misma que hace un mes y lo que hay que pensar ahora sólo es en cortar la racha de siete partidos sin ganar tan rápido como debe acabar el ambiente infame que debe soportar el equipo dentro del club. Llega otro invierno duro y la única forma de superarlo es desde el calor que daría una unidad que sólo puede llegar con la marcha del Consejo y la confianza, porque el equipo está muy tocado anímicamente. La desestabilización que viven todos los que están en la Real se ve agravada ahora -al final es una consecuencia lógica- por la falta de confianza tras los resultados y en ese escenario es muy difícil desarrollar el estilo de juego buscado por Juanma Lillo.

El técnico tolosarra parecía más afectado que nunca ayer tanto por la derrota como porque el equipo había buscado un camino diferente al que él defiende. Tras verse superado en el primer tiempo por un Castellón que acaparaba la posesión de balón, la Real apeló en el segundo a la casta y al orgullo y sólo con eso consiguió equilibrar el juego y empatar el partido. No sirvió para no perder, pero sí por lo menos para que la grada agradeciera la entrega de sus jugadores y se volcara ante su esfuerzo para no ceder hasta el final. Lillo casi hacía una valoración negativa, pero sin confianza es muy difícil tener el balón, jugar al toque y tomar decisiones acertadas. Cuando no se encuentra el fútbol, es lógico buscar un juego directo para que en segundas jugadas o a base de empuje se creen ocasiones. El problema es que la Real tampoco tiene jugadores muy apropiados para este fútbol porque sus delanteros no van bien por arriba ni protegen el balón ni sobran jugadores que dominen el juego aéreo para sacar partido de las jugadas de estrategia. Pero, a pesar de ello, con un fútbol mucho más sencillo empató en un corner y tuvo al Castellón en su campo cuando casi todo el primer tiempo se había jugado en el de la Real.

Un rival superior

Ya comentábamos ayer que el Castellón era el peor rival que le podía tocar a la Real por sus características. Ni el equipo ni sus jugadores tienen el nombre de los del Zaragoza, pero juegan el balón como pocos, están muy bien situados, sus dos medios centros se reparten muy bien la labor defensiva y la creativa, tienen en banda derecha a dos jugadores muy buenos y los dos delanteros tienen una potencia física y una capacidad de proteger el balón que ojalá tuviera algún realista. Y Gari, que no le valía a la Real, juega seis de sus ocho partidos de Liga titular en un equipo que ahora es superior.

Lo peor de todo es que el Castellón vino a Anoeta a ganar desde el principio, que es lo que peor le va a una Real que sufre sin balón. La posesión fue de los blanquinegros y lo que más llamó la atención fue la predisposición ofensiva de sus dos laterales. No fue casualidad que Rafita diera el centro del 0-1 porque llegó al área en varias ocasiones en el primer tiempo.

No es que los de Resinos tuvieran muchas ocasiones en el primer tiempo, pero lanzaron siete corners, algunos de ellos con opciones claras de remate. Realizaron un par de disparos con peligro y, en una tarde en la que los dos porteros fueron los peores de sus equipos, se impuso el que más veces puso el balón en el área rival. Y lo malo de la Real es que hasta ayer los problemas no empezaban de la portería, pero Bravo tuvo una mala tarde y su error y la mala suerte minó más la moral de su equipo, que en todo el primer tiempo apenas llegó en un par de ocasiones con intención al área.

El final de una sequía

Los realistas entendieron tras el descanso que con ese juego no tenían nada que hacer y por lo menos consiguieron que el balón estuviera más cerca del área rival que de la propia. Y fruto de ese empuje llegó el gol de Díaz de Zerio que ponía fin a una racha de 522 minutos sin marcar en partido oficial. El problema es que esa forma de jugar motivó que el encuentro estuviera mucho más abierto. Como había cambiado el ritmo musical del partido, Abel Resinos retiró al director de la orquesta y dio entrada a otro jugador de mucho físico en el centro del campo. Ya no estaban todos los blanquinegros en el campo rival. Había cuatro que atacaban y seis que defendían. Pero la Real también estaba rota y nada más llegar el empate, el Castellón demostraba que no se iba a conformar y dispuso de una ocasión de Nsue.

El balón iba y venía y, en esa dinámica en la que el gol podía caer de cualquier bando, lo encontró el Castellón en una jugada tan desafortunada como la del 0-1. Labaka se resbaló y Aranburu estuvo blando en una acción que primero quiso cortar en falta, pero sin la contundencia necesaria ante un jugador de la potencia física de Nsue, al que para tirarle al suelo hay que derribarlo con toda la intención.

Aranburu no lo hizo y por allí apareció un Arana al que el próximo año probablemente se verá en Primera. Metió dos buenos goles y cuando parecía que el partido estaba ya sentenciado, Imanol Agirretxe llevó la esperanza a la grada con un gran toque de calidad.

Fue un tanto que debe servir para que el usurbildarra tenga mayor protagonismo en este equipo. Es un jugador por el que hay que apostar decididamente. Gonzalo Arkonada lo quiso para darle minutos de calidad en el Numancia el año pasado y la Real le negó esa opción y luego quiso desprenderse de él en verano. Pero Agirretxe no se vino abajo, está muy bien y, tras ver lo que ofrece Necati, es difícil de entender que no haya tenido oportunidades hasta ayer.

Tras su gol, la Real buscó en el tiempo añadido el empate con un juego directo que no convence a su entrenador y no lo encontró, pero por lo menos hay que aplaudir al equipo que ponga todo el calor de su parte. Es lo mínimo que se puede exigir cuando llega un duro invierno.

Lillo: «Hay que preocuparse lo menos posible y ocuparnos para darle la vuelta»

Juanma Lillo no encontraba explicación ayer a la mala racha del equipo: «No es tan simple. El fútbol y los seres humanos son muy complejos para determinar qué está pasando. Hay que preocuparse lo menos posible y ocuparnos lo antes posible para que esto dé la vuelta».

Se le veía afectado porque «es mi primer partido que pierdo de local» y porque no le gustó el estilo de juego de su equipo en el segundo tiempo: «El vehículo que hemos intentado para imponernos es otro muy distinto al de la segunda parte, que es más simple. Eliges esa conducta cuando no encuentras más, pero así no puedes afrontar un partido. Hasta el minuto 15 no hemos tenido el balón y luego lo perdíamos rápido y así no te metes en el partido. Además nos encontramos con un gol que te pone por detrás, todo está en contra y encontramos otro camino que podía permitir acabar mejor y para un momento vale, pero nada más»

Añadió que «hicimos una primera mitad muy plana, mal. Queremos buscar superioridad y manifestarla a través de la pelota, pero necesitamos un nivel de confianza que no encontramos».

Abel Resino, técnico del Castellón, dijo que «hemos sido muy superiores en la primera parte. En la segunda, con un juego directo nos complicaron la vida, se juntaba mucha gente y fallamos en algunos rechaces y se espolearon. Pero el marcador hizo justicia, creamos más ocasiones, dimos dos palos y el resultado es más que justo ante una gran Real que al final estará arriba».

Joseba ITURRIA

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