En los últimos días circulaba el rumor de que Badiola iba a prescindir de Lillo de registrarse un mal resultado ayer. Todo es posible en la Real desde el 3 de enero, aunque ayer el presidente venía a decir en ETB que no se plantea el tercer cambio de técnico y el cuarto de dirección deportiva en nueve meses. Pero también Coleman iba a seguir y se rechazaba que se planteara el de Eizmendi un día antes de sustituirlo... Más que un revulsivo, el cambio de entrenador sería un mazazo para un equipo que está muy unido al tolosarra. Es evidente que los jugadores tienen dificultades para desarrollar el fútbol que busca su entrenador y buena prueba de ello fue el camino elegido en el segundo tiempo. Por una parte Lillo debe entender que hasta que el equipo no recupere a los lesionados y la confianza con buenos resultados no podrá jugar como lo hizo en el inicio liguero. El objetivo debe ser buscar un equilibrio en el que el equipo juegue con la garra de ayer y al mismo tiempo con un mayor criterio y una mayor lucidez con el balón.