Iñigo Urkullu echó el jueves a rodar el concepto de Concierto Político que parece estar llamado a ser una de las piedras angulares de la estrategia política del PNV, en cuanto el proyecto «Think Gaur Euskadi 2020» concrete sus contenidos y luego se recojan en el programa electoral de los próximos comicios autonómicos.

El concepto de Concierto Político consiste en «aplicar a la política los principios y la filosofía que impregna la figura del Concierto Económico: acuerdo, pacto, bilateralidad, ninguno por encima del otro, coordinación sin imposiciones». La intención sería la de proponer al Estado un acuerdo en esas condiciones, con un sistema «de garantía recíproca», para pasar a un «nuevo tiempo» en el que «las transferencias pendientes y las propuestas políticas no dependan de negociaciones coyunturales entre los partidos políticos» y que «incluya la posibilidad de sacar adelante estatutos, reformas estatutarias y nuevos estatutos».

La propuesta avanzada por Iñigo Urkullu y sobre la que trabaja un grupo de debate liderado por el consejero de Interior, Javier Balza, no es nueva. Ya la expuso el anterior presidente del EBB, Josu Jon Imaz, el 2 de febrero de 2006 en el Forum Europa de Bilbo. Ante un auditorio compuesto por personas provenientes en su mayoría del campo económico, Imaz explicó el concepto diciendo que se trata de «aplicar la formulación conceptual del Concierto Económico al ámbito político. Un Concierto Político, que reúne culturalmente no sólo al nacionalismo de este país, sino también a la derecha de tradición carlista-fuerista y a gentes de izquierda de acervo liberal-fuerista. En definitiva, un modelo político de relación en el que nos sintamos identificadas las principales corrientes de pensamiento de la sociedad vasca. Que respete nuestra idiosincrasia, nuestra identidad, que permita que nuestra libre voluntad democrática tenga mecanismos para ser respetada, que integre sensibilidades, que articule la relación dentro de un Estado plural a través del pacto y del acuerdo, y que evite las tentaciones de unilateralidad a todas las partes. Es decir, que nos obligue a pactar, a entendernos, aunque la toma de decisión sea más compleja. Una fórmula de doble llave, en la que el cofre sólo pueda ser abierto de forma conjunta. Existen mecanismos jurídico-constitucionales, que interpretados con flexibilidad, pueden acoger una fórmula de este tipo».

Por cierto, unas semanas después utilizó la función cortar y pegar de su ordenador para introducir este mismo párrafo en una conferencia en la Fundación Sabino Arana, en la que concluyó que «nuestro objetivo es un estado plurinacional, que respete nuestra relación pactada con el mismo».

Un antecedente directo del concepto de Concierto Político puede encontrarse en un artículo publicado en diarios del grupo Vocento el 27 de enero de 2006 por el filósofo bilbaino Daniel Innerarity, cuya estrecha relación con Josu Jon Imaz es conocida. Innerarity proponía un pacto trasversal entre vascos que se introdujera al ordenamiento jurídico-político a través de un procedimiento de negociación «en la que las partes queden de alguna manera equiparadas en su capacidad de compartir la soberanía» en base al «principio federalizante tan innovador que se ejercita de hecho en el Concierto Económico». «El acuerdo tendrá que ir -añadía- en la línea de explorar las posibilidades de formular algo así como una capacidad de decisión compartida que tuviera encaje en las disposiciones constitucionales específicas y en la práctica del Concierto Económico».

En julio de este año, en una entrevista en «Deia», Daniel Innerarity abundaba en la idea de buscar un «acuerdo de procedimiento y garantías», en base al modelo del Concierto Económico, que «es un compromiso de autogobierno pactado, que obliga al acuerdo y a la cooperación, que supone un reconocimiento mutuo». Palabras muy parecidas a las de Urkullu del pasado jueves.