La iniciativa de las seis compañías que integran Conserveros Artesanos Vascos consiste en fijar un sello de «Bonito del Cantábrico del País Vasco-Euskal Herriko Kantauriko Hegaluzea» que marque la diferenciación por «su calidad, frescura y elaboración artesanal, además de haber sido capturado con artes de pesca respetuosas con el medio», señaló su presidente, José Antonio Aguirreoa.

Una empresa certificará la calidad del producto y de los procesos de la conserva, que tendrán que ser totalmente manuales. Integran la misma Conservas Aguirreoa, de Ondarroa; Conservas Dentici, de Markina; Conservas Calogero Billante, de Mutriku; Conservas Nardín, de Zumaia; y Conservas Echevarria Idoeta, de Ondarroa.

La iniciativa está abierta al sector, que se compone de 25 compañías. «En las primeras reuniones acudieron hasta 18 conserveras», pero se ha quedado en la cuarta parte del sector, se lamentó Sebastián Aranguren, directivo de la asociación.

El consejero de Agricultura y Pesca, Gonzalo Sáenz de Samaniego, afirmó que esta iniciativa es necesaria para «que los consumidores sepan que es bonito excelente, de calidad» y advirtió que «seguro que se sumarán más empresas conserveras a la iniciativa». Aunque la Asociación de Conserveros Artesanos dijo que es pronto para fijar una producción «porque depende de la costera del bonito, de su precio y de una serie de variables», se conoce que en el sector trabajan 2.400 personas, la gran mayoría son mujeres, y que facturó casi 500 millones en 2006.

El consejero de Lakua y los empresarios mostraron su preocupación por la caída de la costera del bonito. Según los datos adelantados se encontraría en 6.000 toneladas, lo que supone la cantidad más baja de los últimos cinco años.

Según los datos oficiales, en 2003 se desembarcaron 6.558 toneladas, un año después alcanzaron las 8.261 toneladas, para superar las 10.553 toneladas en 2005 y llegar a las 14.128 en 2006, la más alta de los últimos años. En 2007, casi bajó a la mitad, hasta las 7.818 toneladas de bonito. El precio medio pagado en 2007 fue de 3,02 euros el kilogramo, mientras que en 2008 se está pagando de la misma manera, aunque el precio del combustible se ha encarecido. El valor de las capturas de 2006 supuso un récord económico al alcanzar los 32,5 millones de euros, mientras que en 2007 se quedaron en 23,6 millones.