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Helen Groome Geógrafa

Indicadores que indican

Hace falta gritar más que nunca que las políticas de acción mínima, propagandística y sin presupuestos relevantes de nuestras administraciones para frenar la degradación del medio que nos sostiene son claramente insuficientes

Desde hace décadas se reconoce que la avifauna constituye un muy buen indicador de la salud del entorno físico que rodea al ser humano. Y hay estudios que demuestran que dicho indicador nos está señalando algo con gran claridad: el famoso libro «Primavera Silenciosa», de Rachel Carson, de hace ya décadas, basó parte de sus datos en el impacto negativo de elementos químicos como el DDT en la avifauna estadounidense. La ONG europea Birdlife publicó datos en 1994 que indicaron que un 38% de las especies europeas de avifauna estaba en declive. El dato no ha mejorado a pesar de supuestas estrategias para la conservación de la biodiversidad, sino que hoy día el 43% de dichas especies está en declive. Y no estamos hablando ya únicamente de especies raras, sino de especies como el estornino, el gorrión, la codorniz o la lechuza común.

Se conocen 9.856 especies de avifauna hoy día a nivel mundial. Se calcula que desde el año 1500 se han extinguido -perdido irrevocablemente- 150 especies, un ritmo de extinción más de 1.000 veces superior a lo que se considera «natural». Hoy día, una de cada 8 especies de avifauna (¡1.232 especies!) está en peligro de extinción a nivel mundial.

Los indicadores están cumpliendo su labor y nos están indicando algo muy claramente. Ahora hace falta gritar más que nunca que las políticas de acción mínima, propagandística y sin presupuestos relevantes de nuestras administraciones para frenar la degradación del medio que nos sostiene, frecuentemente introducidas a regañadientes, son claramente insuficientes y, de hecho, empeoran la situación al inducir a la gente a pensar que realmente se está haciendo algo contundente, cuando no es así.

Están más que identificadas las causas del declive en las especies de avifauna a nivel mundial: la agricultura intensiva y química, la sobrepesca, la deforestación, las plantaciones forestales monocultivos, la contaminación, la artificialización de la tierra (las urbanizaciones amenazan directamente hoy día de forma especial a 245 especies de aves; las carreteras y ferrocarriles a 134 especies, la minería a 156), las especies invasoras (la introducción de animales como gatos y ratas y la difusión de elementos como virus han supuesto la extinción de al menos 65 especies de pájaros durante los últimos 500 años) y la caza abusiva de aves por parte del ser humano (entre un billón y un billón y medio de pájaros al año únicamente en Europa). ¿No vamos a reaccionar por lo que indican estos indicadores para la durabilidad de la estancia saludable del propio ser humano en el Planeta?

Desafortunadamente, hay otros indicadores que indican. Por ejemplo, ni tiene Medio Ambiente del Gobierno vasco presupuesto o competencias suficientes para actuar debidamente, en caso de querer hacerlo, ni los demás departamentos de Lakua (con quizá alguna excepción) tienen adecuadamente asumidos e introducidos de forma horizontal valores ambientales en sus políticas y actuaciones. Adiós, pajaritos. Adiós, sustentabilidad.

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