Urkullu insistió ayer en la advertencia de que si no se encuentra una fórmula de pacto con garantías recíprocas con el Estado, «con o sin el apoyo de los demás, vamos a seguir llenando Euskadi de competencias y de capacidad de decisión. Habrá más Estado vasco, de una o de otra manera. No es una amenaza -aclaró-, es simplemente una respuesta para poder seguir manteniendo los niveles de bienestar que tiene esta sociedad». Por lo que se ve, esta estrategia de anuncio de hechos consumados que el presidente del EBB bautizó como «pase foral en clave positiva» y el Concierto Político serán dos de los ejes de la oferta del PNV para las próximas elecciones.

Ay, la memoria.

En junio de 2002, la ponencia de desarrollo estatutario del Parlamento de Gasteiz ya instó al Gobierno español a que en un plazo de dos meses pusiera sobre la mesa un calendario de cumplimiento íntegro del Estatuto de 1979 y, de no ser así, ordenó al Ejecutivo de Lakua que adoptara las medidas que garantizaran el pleno ejercicio de las competencias que se recogían en el Estatuto. Esto era un mandato del Parlamento y no un documento de un partido para una campaña electoral. Sin embargo, todo el mundo sabe que el Gobierno de José María Aznar no hizo calendario alguno para el desarrollo del Estatuto y también es patente que el tripartito encabezado por Juan José Ibarretxe desoyó la parte que le incumbía directamente de la orden de la Cámara autonómica.