El comisario europeo de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, espera que en la cumbre del G-20 del próximo sábado haya un acuerdo sobre las prioridades para mejorar la regulación de los mercados financieros. Para el comisario, el G-20 debe dejar claras las medidas más urgentes, de forma que en una nueva cumbre -que la UE propone que se celebre 100 días más tarde - se pueda «seguir mirando hacia el futuro con nuevos compromisos, acciones y desarrollos».

«La profundidad de la crisis es tal que nadie puede pensar que se pueda resolver en un mes», señaló Almunia, quien consideró, sin embargo, que la urgencia en la toma de algunas decisiones no permite esperar más tiempo.

El responsable económico del Ejecutivo comunitario consideró que «todos estamos de acuerdo sobre los fallos del marco regulador en algunas áreas que han contribuido a la situación difícil de los mercados», y afirmó que también existe un consenso sobre la necesidad de reforzar el papel del Fondo Monetario Internacional (FMI).

En su opinión, el G-20 debe establecer en Washington principios para la reorganización del sistema financiero, pero al mismo tiempo «tiene que establecer un método para preparar propuestas precisas y adoptar decisiones concretas o dar un mandato para que se tomen a corto plazo».

Almunia insistió en que la crisis aún no ha terminado y que pueden aparecer «nuevos problemas en el horizonte», como los que están experimentando ahora varios países de la UE como Hungría y Letonia.

Por ello, animó a los gobiernos europeos a utilizar la política fiscal para minimizar el impacto de las turbulencias sobre la economía real, pero subrayó que todas esas acciones deben ser coordinadas igual que lo fueron las destinadas a los mercados financieros. «Todas las economías europeas pueden sufrir si un país adopta una decisión equivocada en política fiscal», advirtió.

El comisario explicó además que Bruselas está trabajando en las propuestas dirigidas a estimular la economía y el empleo, que debe presentar en la cumbre comunitaria de diciembre a los Estados miembros. Entre otras ideas, la CE apuesta por reformas estructurales que alivien el paro y que puedan aumentar las inversiones a través de la participación pública, también a escala europea utilizando instrumentos como el Banco Europeo de Inversiones (BEI).

Margen para bajar los tipos

Por su parte, el vicepresidente segundo del Gobierno español, Pedro Solbes, afirmó que la «refundación del sistema capitalista» no se hará en un día, en referencia a la cumbre del próximo día 15 en Washington, sino que necesitará tiempo y «muchísimo trabajo». Por otra parte, opinó que el Banco Central Europeo (BCE) tiene todavía margen para acometer nuevos recortes de los tipos de interés, gracias a que la inflación ha dejado de constituir un riesgo a corto plazo para la economía europea.

Sin embargo, reconoció que las medidas del BCE, por el momento, no han conseguido que el mercado interbancario -donde los bancos se prestan entre sí- funcione de forma eficiente.

Por otro lado, Estados Unidos sigue adoptando y ampliando medidas de protección hacia el sector financiero. Ayer la Reserva Federal (Fed) aprobó la solicitud del grupo American Express de transformarse en una corporación bancaria. De esta forma, American Express podría beneficiarse de los planes de ayuda a las entidades financieras lanzado por el Gobierno de EEUU, y le de permitir captar depósitos, lo que podría resultarle más barato que acudir a los préstamos en los mercados de obligaciones.

«Dada la continua volatilidad de los mercados financieros, nosotros queremos estar lo mejor posicionados para acceder a las ventajas de los programas que el Gobierno federal ha introducido o vaya a introducir para apoyar a las instituciones financieras», dijo el presidente y jefe ejecutivo de la compañía, Kenneth I. Chenault.

American Express será un banco

La propuesta ya aprobada supone la conversión del grupo en un banco, sin ningún cambio en la base accionarial de la entidad. Recientemente, la firma estadounidense de servicios de pago anunció el recorte de hasta 7.000 puestos de trabajo, así como la congelación de los salarios de sus directivos en 2009 y la decisión de no realizar nuevas contrataciones, en el marco de un programa para reducir costes.

Por otro lado, La aseguradora estadounidense AIG, que ha visto incrementado el rescate por parte del Gobierno hasta los 150.000 millones de dólares (119.663 millones de euros), y que registró pérdidas récord de 24.470 millones de dólares (18.946 millones de euros) en el tercer trimestre del año, no tuvo problemas en gastar 343.000 dólares (273.539 euros) en organizar un seminario para ejecutivos y asesores financieros en un lujoso y exclusivo «resort» en Phoenix (Arizona) durante el pasado fin de semana, según la cadena de televisión 'ABC'.

La firma de seguros intentó que el evento pasara desapercibido e incluso evitó utilizar el logo de la compañía o cualquier otro elemento que identificara a la empresa con la convención.

Apenas una semana después de que el Gobierno autorizara el rescate de la compañía con dinero público de AIG pagó a variso de sus ejecutivos unos días de vacaciones en un balneario de lujo en California a costa de la entidad, que pagó 440.000 dólares (350.686 euros).