«Al beneficiarse de la ocupación, hay israelíes que no quieren saber»
Amira Hass es una de las escasísimas voces israelíes que dan a conocer la realidad que para los palestinos supone la ocupación sionista. Lleva quince años viviendo en la ciudad cisjordana de Ramallah, desde donde informa para el diario «Haaretz».
Laia ALTARRIBA i PIGUILLEM |
Amira Hass (Jerusalén, 1956) es la única periodista israelí que informa diariamente del conflicto de la región desde los territorios palestinos ocupados. Se trasladó hace más de quince años a Ramallah, y desde allí escribe en el periódico «Haaretz».
Usted informa diariamente de las consecuencias de la ocupación en los territorios palestinos. Teniendo esta información, ¿por qué la población israelí continúa apoyando mayoritariamente la ocupación?
La información existe, es cierto. El problema es que muchos israelíes deciden no saber, no acceder a esta información. No quieren ser molestados, y nada les fuerza a serlo.
¿Y qué les empujó a tener esta actitud?
Ellos se benefician de la ocupación, así que no quieren estar en conflicto con lo que creen que es bueno y normal para ellos. Además, durante años, con el denominado proceso de paz de Oslo, los israelíes han aceptado la versión oficial según la cual la ocupación ha terminado y hay una independencia palestina. Y esto no sólo lo creen los israelíes, también hay mucha gente en otras partes del mundo que está convencida de que hay un Estado palestino.
¿Y cómo hacen creer que se terminó la ocupación?
Porque los medios les han dicho que hay una Autoridad Palestina que gobierna. Y sí que existe una autoridad con un cierto control, pero sólo sobre la gente, no sobre el territorio. Las autoridades palestinas presentaron Oslo como una liberación, pero en realidad la ocupación se ha profundizado.
Pues si no gobierna, ¿qué hace exactamente la Autoridad Palestina?
Para empezar hay que aclarar que debemos hablar de dos no-gobiernos. Uno es el no-gobierno de al-Fatah, o de la OLP (Organización por la Liberación de Palestina), que tiene la sede en Ramallah, y el otro es el no-gobierno de Hamas. Los dos pretenden ser gobierno, pero la única función que desempeñan es repartir salarios. El gobierno de la OLP consigue el dinero de Europa y de América, y Hamas lo obtiene de Irán y de los Hermanos Musulmanes. Pagan en conjunto los salarios a unas 150.000 personas. Esto es importante para la gente, pero se olvidan que ellos representan un pueblo que está bajo la ocupación, y que lo que hacen no tiene nada a ver con la liberación.
Hamas criticaba precisamente eso de al-Fatah, y ganó las elecciones. ¿Cree que han acabado actuando del mismo modo?
Yo soy más crítica con al-Fatah que con Hamas, porque pienso que tiene más responsabilidades en el deterioro de la situación que sufren los palestinos. Pero Hamas, que ganó las elecciones porque denunciaba este papel que hacía la OLP, se comporta también como si fuera un gobierno. Y estos no-gobiernos juegan el rol que Israel quiere que jueguen para conseguir el objetivo que se ha marcado: separar completamente Gaza de Cisjordania.
Habla de los dos no-gobiernos. ¿Es posible recomponer la unidad entre los palestinos?
Creo que hay mucha presión occidental sobre al-Fatah y la OLP para que no hablen con Hamas. Es mi análisis, no son hechos. Y por la parte de Hamas, el sector que manda dentro tiene como prioridad subir al poder y enseñar que la ley islámica es posible y mejor, en vez de luchar por la independencia palestina. Así que ahora tienes dos no-gobiernos palestinos que no escuchan a la población.
¿Qué más ha podido conocer viviendo entre los palestinos?
Al margen de estas críticas, continúo considerando que lo más importante es denunciar la política israelí de cierre, de restricciones de movimiento, y esto es lo que hago desde 1991. Por el hecho de vivir con ellos he visto cuán desastrosa es esta situación para la vida de los palestinos. Yo lo denomino la política de robar el tiempo. Nosotros sabemos que Israel roba la tierra de los palestinos, pero la tierra se puede devolver; el tiempo no.
Al principio decía que la ocupación ha empeorado los últimos años. ¿En qué términos?
La ocupación ha empeorado con el denominado proceso de paz, en primer lugar por la decepción, por la mentira, porque la gente estaba pensando en un proceso de paz y, en cambio, hoy tenemos una forma de dominación que ya no denominan ocupación. Pero nos encontramos con que la colonización es peor: hoy en día Israel anima a expandir los asentamientos. Y no hay la libertad de movimiento que había antes de 1991. Esto es terrible, porque afecta a todos los aspectos de su vida: no pueden ir de Gaza a Cisjordania; no pueden viajar a Israel; dentro de Cisjordania es difícil ir de un punto a otro; Gaza hoy se encuentra asediada. Viven en pequeñas prisiones aisladas las unas de las otras. Y todo esto lo han hecho en virtud de un proceso de paz.
«Al margen de las críticas a los palestinos, es importante denunciar la política israelí de cierre y restricción de movimientos»